Esta mañana el municipio penquista presentó la reconstrucción de una parte de la mítica Sociedad de Socorros Mutuos Juan Martínez de Rozas, cita que generó “sentimientos encontrados” para quienes recuerdan la vieja casona que desapareció con el terremoto de 2010.
El lugar era punto de reunión obligado para estudiantes y trabajadores, quienes aprovechaban el local para compartir borgoñas, vino tinto, cervezas, pichangas y sopaipillas.
Así lo recuerda el presidente de la Sociedad, José Salazar, quien agradece la primera etapa para comenzar a funcionar, de a poco, tras el megasismo que los dejó en la calle.
“Hasta los estandartes se perdieron”, recordó Salazar.
Otro de los que conoció de cerca el tradicional local fue su barman, don Pedro Badilla, encargado del turno de la tarde noche y testigo de la época de oro del Juan Martínez.
“No se podía caminar porque estaba totalmente lleno, había que llegar temprano para tener alguna buena ubicación y tener alguna mesa y silla para estar cómodo”, afirmó Badilla.
Eso, hasta el terremoto del 2010, cuando la casona -construida en la primera década del siglo XX, una de las últimas de estilo clásico de Concepción, y que era ocupada por la Sociedad desde 1962- se desplomó hacia Freire, dejando a la cuadra entre Ongolmo y Orompello vacía de bohemia.
Pero se reconstruyó, aunque dejando un sabor de “sentimiento encontrado”, puesto que no se rescató nada de la casona, ni una reminiscencia que recuerde el viejo inmueble, aparte del color rojo que también lleva la moderna construcción de amplios espacios.
El alcalde de Concepción, Álvaro Ortiz, que realizó las gestiones, indicó que fue una cuestión de presupuesto.
“Si hubiésemos tenido la cantidad de cientos de millones de pesos para poder tener la infraestructura que teníamos antes del terremoto, claro que hubiese sido lo ideal”, dijo el jefe comunal, agregando que “imagínese lo que nos costó conseguir más de 60 millones de pesos para realizar este proyecto”.
En total, la edificación ocupa 173 de 680 metros cuadrados del terreno. Ahora habrá que ir a una segunda etapa y quizá tercera, para ocupar parte del espacio disponible hoy como patio, donde la idea es rescatar la cancha de rayuela.
A más tardar en febrero, el nuevo Juan Martínez de Rozas, el típico y clásico Juan Martínez de Rozas, buscará recuperar el tiempo perdido con su gente.
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