Personal de la Seremi de Salud del Bío Bío no pudo realizar una fiscalización en el Centro Clínico Militar de Concepción, luego de que el acceso fuera impedido.

El hecho se registró en instantes en que funcionarios del Subdepartamento de Salud Ocupacional asistieron al recinto -emplazado en calle General Novoa y que está acusado de tener riesgos por la ionización de equipos– sin poder evaluar las emisiones de los instrumentos de uso médico, ni conocer el riesgo potencial hacia trabajadores o público que ahí se atiende.

La particular situación se habría debido a que las secretarías ministeriales se encuentran limitadas en el ejercicio de su función fiscalizadora en establecimientos militares, los que poseen una orgánica propia para velar por el cuidado de sus usuarios.

En esa línea, el seremi de Salud del Bío Bío, Mauricio Careaga, indicó que esto derivó en una solicitud a la Dirección de Sanidad del Ejército, para que este organismo realice las mediciones de control dosimétrico.

En definitiva, es la propia institución castrense la que fiscaliza sus instalaciones a través de su Dirección de Sanidad, por lo que las seremis de Salud tienen autoridad en todo Chile, excepto en los recintos del Ejército.

De este modo, la regla general es que la repartición gubernamental no tiene competencia dentro de la salud militar, siendo una de las excepciones, la fiscalización y eventual sanción en un accidente laboral grave o fatal, en concordancia con la Ley de Accidentes del Trabajo.

“Yo no lo veo como un privilegio”, sostuvo el teniente coronel, Hernán Grandón, director del Centro Médico del Ejército, quien añadió que la norma se debe “más que nada por la reserva de las instalaciones y personal que trabaja en ello”.

Asimismo, Grandón sostuvo que el director de Sanidad del Ejército tiene en materias reglamentarias incluso el mismo rango que la Ministra de Salud.

Desperfectos

Consultado respecto a los problemas en sus equipos o desperfectos por subsanar, el teniente coronel es enfático en señalar que todo está en orden, que incluso se hizo un recambio de equipamiento hace poco y que es probable que las dudas de la Seremi de Salud surjan de un acondicionamiento de infraestructura y espacio en que se instalaron las nuevas y más modernas máquinas.

No obstante, los detalles de la acusación se conocerán a ciencia cierta cuando la Dirección de Sanidad del Ejército remita su informe.