Una cruda realidad enfrentan por estos días los habitantes del campamento ferroviario ubicado en las cercanías de la avenida Padre Hurtado y calle Colo Colo de Los Ángeles.
Gladys Salamanca, una de las pobladoras, relató que vive hace tres años en la toma y aseguró que con las lluvias la precaria estructura que la cobija se ve sobrepasada. El agua se filtra por distintos puntos y su única forma de calefaccionar es con carbón.
Junto con ello, dijo que espera pronto contar con una casa propia para los 7 integrantes de su familia, beneficio que aguardan desde 2013.
Elisa Flores, otra de las vecinas que forma parte del campamento, vive con sus tres hijos y pareja. Aseguró que las precarias condiciones en que habitan afectan la salud de los niños, que por lo demás son prematuros y sufren cuadros de epilepsia.
Explicó que se duchan al aire libre y con agua fría debido a que no poseen baños y agregó que muchas veces se ha sentido discriminada “por ser pobre y vivir en estas condiciones”.
Ricardo Benítez también forma parte de la toma hace más de una década. Relató que producto de las condiciones de constante húmedad y frío desarrolló una enfermedad broncopulmonar crónica.
Son a lo menos 9 las familias que forman parte de la toma y que, en su mayoría, están postulando a una casa propia, la que con su llegada podría poner fin al suplicio que deben vivir durante los meses más fríos del año.
