Dicen que “el que ostenta poder es siempre impopular” y un claro ejemplo de eso es la caída de varios de los que podrían calificarse como “imperios familiares” en algunos de los municipios emblemáticos de la región del Bío Bío.

En esta ocasión los electores sí castigaron -y duramente- a algunos candidatos que fueron instalados por los partidos sólo por ser “hijo, hermano o nieto de”, donde un simple apellido parecía ser más meritorio que las competencias, trayectoria o experiencia.

Una de esas situaciones ocurrió en Concepción, donde paradójicamente ganó Álvaro Ortiz, miembro de uno de los linajes políticos más antiguos de la región, venciendo a Cristián Van Rysselberghe, otro representante de la estirpe política de la zona y de la derecha dura.

El candidato sólo hizo una pausa en su carrera en la academia para para buscar el municipio de Concepción, fuertemente liderado y blindado por sus dos hermanos parlamentarios del gremialismo, la senadora Jacqueline y el diputado Enrique Van Rysslberghe, quienes también intentaron instalar a su hermana Michelle como concejal en Linares, sin embargo, tampoco obtuvo la victoria.

Otra de las caídas se registró en Hualpén, donde contra todo pronóstico perdió el “Riverismo”, luego de que los ciudadanos pasaran la cuenta de una manera que podría calificarse de brutal, a las infinitas polémicas por faltas a la probidad.

En esta comuna se instaló una independiente -bajo el alerto del diputado Cristián Campos (PPD)- quien además era excolaboradora de Marcelo Rivera, patriarca de este sector político.

En el “Riverismo” no pueden creer que la supremacía de Marcelo Rivera cayera estrepitosamente y a manos de su propio hijo Miguel Rivera, tras cuya fallida candidatura se derribó el imperio familiar.

Pero sin duda, una de las sorpresas de la región se registró en Talcahuano, donde ganó la UDI por primera vez, luego del retorno a la democracia, imponiéndose a la estirpe más tradicional del puerto.

El gremialismo venció al nieto del emblemático alcalde de la DC, Leocán Portus, quien con el mismo nombre que su abuelo se alzó luego de una disputa al interior de la Nueva Mayoría, como la carga segura del oficialismo.

Tras una estruendosa derrota surge la pregunta de si Leocán Portus era la mejor carta de la Nueva Mayoría, más allá de su apellido. Situación que se suma a la de Rivera y Van Rysselberghe, donde el nombre claramente no bastó para ganar.