Nunca se pusieron de acuerdo en conjunto, por lo que hubo muchos abogados involucrados y en consecuencia, muchos acuerdos distintos.

Son los afectados del Alto Río, el edificio que simbolizó la zona cero, y que durante años fue blanco de fuertes cuestionamientos por el material con el que se levantó la estructura. Recordemos que los ejecutivos de la constructora e inmobiliaria fueron condenados en 2013.

A más de seis años del colapso que dejó ocho muertos, algunas de las víctimas dicen no estar conformes con el trabajo de sus representantes. Se llegó a un gran acuerdo para todos, poniendo fin a la arista civil del caso, pero el primer pago es muy inferior a lo que se pidió.

Katy Hernández, quedó en shock y durante mucho tiempo se mantuvo al margen de los acuerdos y las acciones legales. Asegura que cuando logró superar la tragedia y quiso unirse al trabajo de los abogados ya había mucho cerrado. Explica que recibió, al igual que otras 15 familias, 3 millones de pesos. No se consideró el daño de los autos, ni el valor de los departamentos y mucho menos el trauma psicológico que les significó.

Hoy exige que se regularice la situación del terreno que es utilizado por una empresa constructora. No ha recibido un peso del arriendo y apela a que se venda para sacar algo, que sirva, por último, para pagar las contribuciones, expresó Katy.

El abogado querellante Marcelo Oyharcabal representa a Marcelo González, una de las víctimas del Alto Río.

El futuro del terreno donde alguna vez se emplazó un edificio con vista al río BioBio sigue en veremos, con reuniones aisladas de los afectados que a estas alturas buscan reconstruir sus vidas, y con cambios en los equipos jurídicos que han encabezado la disputa legal con los dueños del proyecto.

Pero ellos, los que vivieron esa noche del terror, siguen a la espera de justicia, porque el terremoto y sus efectos siguen latentes.