La justicia condenó en primera instancia al Servicio de Salud Metropolitano Oriente al pago de 150 millones de pesos a los padres de una niña que resultó con parálisis cerebral de tipo tetrapléjica tras ser intervenida en el hospital de Hanga Roa por una apendicitis.

Cuando sólo tenía tres años, en 2008, la niña J.C. entró de urgencia al hospital de Hanga Roa por una apendicitis. El doctor a cargo consideró que la situación no les daba tiempo para que fuera trasladada al continente y por ello decidió operarla en ese lugar.

Pero existía un problema mayor: no había anestesista en el hospital de Rapa Nui, debido a que unas semanas antes la doctora que cumplía esa función había presentado una licencia.

Así, el médico a cargo le pidió a otro colega, sin la especialización y que sólo había aplicado anestesia general en dos ocasiones, que lo ayudara.

Pero tras una difícil intubación, que duró cerca de una hora, y haber sido sedada, la niña presentó complicaciones cuando intentaban operarla. La menor incluso tuvo que ser reanimada y no se pudo terminar la intervención.

Al día siguiente fue trasladada al hospital Luis Calvo Mackenna de Santiago, en el que se pudo terminar la operación y donde le diagnosticaron daños neurológicos permanentes.

Una parálisis cerebral de tipo tetrapléjica, amaurosis de origen central (pérdida de la visión) y una discapacidad severa fueron parte de los problemas de salud derivados.

Después de 11 años, finalmente el 27 Juzgado Civil de Santiago ordenó al Servicio de Salud Metropolitano Oriente pagar 150 millones de pesos en indemnización a los padres.

En la sentencia, no se cuestionó la decisión de los médicos de operar en la situación de urgencia en que se encontraban, sino que se responsabilizó al organismo por no contar con un anestesista en el recinto asistencial.

De acuerdo al tribunal, fue el propio servicio el que reconoció que el daño probablemente se produjo porque se intubó mal a la paciente, lo que provocó una depresión respiratoria secundaria a los medicamentos anestésicos, que devino en un paro cardiorrespiratorio que originó una hipoxia cerebral (reducido suministro de oxígeno que llega al cerebro).