“Niego en mí cualquier acto que tenga un significado genital”. Con esas palabras, Jaime Da Fonseca se defendió, luego de que fuese destituido como sacerdote por el Vaticano, tras una investigación canónica en su contra derivada por acusaciones de acoso y abuso sexual, además de encubrimiento.

El organismo supremo de la Iglesia Católica dictaminó esta semana imponer la pena de la dimisión o pérdida del estado clerical al presbítero de manera inapelable.

En una dura carta enviada por el expárroco de Quilpué a El Mercurio de Valparaíso, negó las acusaciones en su contra y criticó al renunciado obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte, quien también ha sido vinculado a delitos de similar connotación.

“He leído la información que en este diario (El Mercurio de Valparaíso) el exobispo Gonzalo Duarte ha dado acerca de mi persona, la que niego absolutamente. Niego en mí cualquier acto que tenga un significado genital. Niego que haya abusado de autoridad sobre aquellos que sólo he servido”, expresó Da Fonseca.

En esa línea, el exsacerdote añade que el exlíder de la iglesia porteña “consiguió lo que deseaba. Ello es tratar de lavar su imagen a costa de otros”.

Y agrega: “Quiero pensar que, en algunas personas, su condición episcopal no las exime de las fuertes consecuencias adosadas a la edad o a los efectos del cáncer que sufrió que pueden traer, a veces, efectos indeseados, como la severa alteración del juicio y de la memoria y el indisimulado anhelo de limpiar su precaria imagen develada a costa de la destrucción ética de otros”.

“Como no puedo pensar en maldad, no me queda otra explicación a lo hecho por el exobispo Duarte”, sentencia.

Como en la inquisición

Respecto de las acusaciones en su contra, Da Fonseca escribió que Duarte le negó la posibilidad de defenderse, tras salir de la Parroquía de Quilpué.

En efecto, el ahora expresbítero fue denunciado por primera vez por casos de abuso sexual y por encubrimiento en 1992. Posteriormente se presentó una denuncia canónica y civil desde el 2012 por acoso y abuso sexual, además de otra acción por encubrimiento de acoso sexual, abuso y violación.

Luego de esa última denuncia, fue sacado del puesto que ocupó en la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Quilpué, siendo asignado vicario de la parroquia de Viña del Mar, y un año después quedó con permiso de ministerio libre, para supuestamente ocuparse de temas familiares.

En ese contexto, acusa que “cuando salí de la Parroquia de Quilpué le pedí un juicio (a Duarte). Me lo negó. Simplemente me lo negó y como en los peores tiempos de la Inquisición me obligó a dejar la Parroquia sin reconocerme el derecho que yo me pudiese defender”.

“Usaré todos los medios que tenga a mi alcance para que emerja el esplendor de la verdad real, y no como la presenta en su mente el exobispo Duarte”, sentencia.

“Yayas”

Tras conocerse la misiva, el vocero de las víctimas de abusos de sacerdotes en la región de Valparaíso, Mauricio Pulgar, es “impresionante” que en el afán de defenderse de Jaime Da Fonseca, se hayan validado varias acusaciones que han realizado como colectividad durante los últimos años.

“Es como una tremenda bomba”, declaró.

En tanto Sebastián Del Río, quien indicó a Duarte como responsable de acoso sexual en su contra, además de manipulación de conciencia y abuso de poder, dijo que entre Da Fonseca y Duarte se conocen varias “yayas”, y que la carta del expárroco de Quilpué viene a demostrar que existe una cacería de brujas entre ellos.

“Ambos se saben bastantes ‘yayas"”, comentó; añadiendo que la Diócesis de Valparaíso debe reconocer que Duarte también merece sanciones.