A los daños que dejaron las marejadas en la tradicional avenida Perú de Viña del Mar, que fue el lugar que concitó mayor atención durante el fenómeno, se suman los daños catastrados por el municipio en otros sectores costeros, por lo que el costo de operación asciende a más de $600 millones.

Situación ante la cual la alcaldesa de la ciudad jardín, Virginia Reginato, señaló que se solicitará al Ministerio de Obras Públicas un aporte en recursos para poder asumir parte de las reparaciones.

Consultada respecto a la petición que han hecho varios concejales respecto a congelar los permisos de edificación en el borde costero, la jefa comunal fue categórica, indicando que no corresponde.

Reginato también dijo que su prioridad como autoridad es mantener la categoría de ciudad turística.

Patricio Moya, director de Operaciones y Servicios del municipio explicó que además de los daños en el borde costero, las marejadas nuevamente dejaron al descubierto -tal como ocurrio en 2015- antiguas estructuras en el mar.

Según Moya, la proyección es que en septiembre el mismo oleaje pueda recuperar las arenas.

Respecto a la construcción futura de edificaciones en el borde costero -explicó la autoridad- se está mirando el ejemplo de Holanda, donde existe amplia experiencia en este tipo de eventos.

La estrategia dijo, por ejemplo, es cambiar el mobiliario urbano del lugar por elementos que puedan ser capaces de ser retirados y vueltos a ubicar una vez que pasen los temporales.