Un equipo de investigadores de la Usach liderados por el decano de la Facultad de Química y Biología, Gustavo Zúñiga, realizó una serie de estudios en la Antártica, durante los últimos 15 años, para analizar sus principios activos y generar productos y biotecnologías innovadoras con fines farmacológicos y cosméticos tras lo que crearon un protector solar.

El equipo instaló un espacio artificial en el laboratorio de Fisiología y Biotecnología Vegetal de la institución hace cuatro años y comenzaron a realizar cultivos in vitro con dos especies de plantas antárticas tras lo que lograron comprobar su eficacia como filtro solar.

Tras publicar el primer artículo científico sobre el método de reproducción in vitro de una de las plantas, el equipo buscó caracterizar qué efecto producían los altos niveles de radiación UV sobre la especie, en términos de si existía daño y qué respuesta generaba la planta para defenderse.

Entre las principales conclusiones, descubrieron que un grupo de moléculas eran capaces de inhibir el paso de la radiación hacia zonas del cuerpo humano en donde podían ocasionar daño, como es la epidermis, formando un filtro natural.

Para ello, el investigador aplicó radiación sobre el ADN, colocando entremedio moléculas de una de las plantas, obteniendo resultados satisfactorios con ausencia de daño.

Cero toxicidad

El equipo de científicos logró demostrar el extracto no es tóxico en sistemas celulares, por lo tanto es susceptible de ser utilizado en el desarrollo de productos como filtros solares naturales.

En cuanto a los protectores que se comercializan en el mercado, su principio activo suele ser el dióxido de titanio y óxido de zinc, compuestos que otorgan el color blanquecino y en parte filtran la radiación UV, los que son tóxicos para la piel humana.

A diferencia del principio activo obtenido de las plantes antárticas, las que debido a sus propiedades naturales, desecha las toxicidades.

Debido a que la producción biotecnológica se basa en la reproducción del tejido en condiciones artificiales, permitiría mantener producción todo el año, obteniendo diez plantas por cada muestra original y que en un año se podrían transformar en un millón; a diferencia de las condiciones normales, donde crecen una sola vez al año.