El viento recorre el paisaje primitivo de la Patagonia Chilena, silbando a través de matorrales, recorriendo el granito y levantando olas en el Lago Gris, una enorme y fría piscina de hielo derretido. La lluvia empapa la región, se detiene, y luego reanuda su ciclo implacable.

Es definitivamente el lugar para Álvaro Silberstein, estudiante de la Escuela de Negocios Haas de UC Berkeley.

Hace doce años aproximadamente un conductor en estado de ebriedad destrozó su médula espinal, paralizándolo desde el pecho, lo que, además, le costó el uso de sus dedos y tríceps.

Despertar a esa realidad “fue la situación más difícil de mi vida”, dijo Silberstein de 31 años a San Francisco Chronicle, quien usa los nudillos de sus dedos para escribir.

Sin embargo, este lunes rechazó sus “limitaciones” físicas y se convirtió en la primera persona con discapacidad en explorar las Torres del Paine.

Comienza la aventura

A diferencia de los parques nacionales de los Estados Unidos, no hay caminos pavimentados, y menos baños accesibles para sillas de ruedas. Lo que no habría sido un impedimento para el empuje de Silberstein.

Sin embargo, después de estudiar un mapa del terreno del parque, concluyó: “Esto es imposible de hacer en una silla de ruedas”.

No obstante, descubrió que las personas con discapacidades han hecho algunas caminatas increíbles. Kyle Maynard, nacido sin brazos ni piernas, se arrastró hasta la cima del Monte Kilimanjaro en Tanzania en 2012. Erik Welhenmayer, un ciego, llegó a la cumbre del Monte Everest en 2001. Para el año 2008, Welhenmayer había subido el pico más alto en todos los continentes.

Pero la persona con una discapacidad más parecida a la Silberstein fue una canadiense con esclerosis múltiple, Pippa Blake, quien a sus 61 años en 2007, llegó junto a su equipo al Campamento Base del Everest a 17.598 pies después de un viaje de 12 días de trekking.

Pippa Blake subiendo el Everest | http://www.piquenewsmagazine.com/
Pippa Blake subiendo el Everest | http://www.piquenewsmagazine.com/

“Dijimos que esta es la silla de ruedas que necesitamos. Es una silla de ruedas especial diseñada para que otras personas puedan empujar (y tirar)”. Tiene asas en la espalda y un arnés en frente para que la gente también pueda levantar la silla – y su ocupante – sobre un terreno empinado y rocoso.

Sin embargo, se eligió un modelo ligeramente diferente hecha por una empresa francesa, que le permitiera sentarse más vertical. Él y un amigo comenzaron a crowdfund, con el objetivo de recaudar US$8000 para comprar la silla, la que se dejaría en el parque para que otros puedan usarla.

Lo que comenzó como un viaje entre unos pocos amigos, pronto se transformó en una expedición para ampliar lugares que las personas con discapacidad pueden recorrer en el mundo. Finalmente un escuadrón de 15 personas se anotó para ayudar a que suceda: amigos, fisioterapeutas, primo, experto en deportes adaptables, fotógrafos y cineasta.

“Todo el mundo estaba diciendo: ¡Quiero ir! ¡Quiero irme!” Silberstein sonrió. No pude decir que no.

La silla de ruedas

Cuanto más grande es el equipo, más brazos para llevar a Silberstein hacia el objetivo. El régimen de entrenamiento de Silberstein incluía un intento, no completamente exitoso, de adelgazar. Él y la silla pesan alrededor de 81 kilos.

Su uso en Torres del Paine requiere “un gran nivel de confianza porque es totalmente dependiente de otras personas para mantener el equilibrio”, dijo el miembro del equipo Greg Milano de 47 años.

“Estaremos en caminos estrechos, en pendientes empinadas donde una caída podría resultar en una lesión. Una vez que esté en esa silla, está depositando toda su confianza en nosotros”, manifestó.

Por lo tanto el terapeuta de Silberstein, Rachel Kahn de 26 años, asumió la escalada en roca para mejorar su fuerza de agarre y el equilibrio para el viaje.

“Es una aventura absolutamente loca, pero conociendo a Álvaro, tiene todo el sentido”, dijo. “Esto no es sólo alguien paseando por el parque en una silla de ruedas ¡Este es un viaje loco! Pero tengo plena Fe”.

¿Lo habrán logrado?

Este lunes comenzaron la aventura, que fueron compartiendo mediante sus redes sociales.

Y este martes se transformaron en la primera expedición que llega con una persona en silla de ruedas hasta las Torres del Paine.

Sin embargo, no se quedarán ahí. “Nuestro próximo objetivo es Isla de Pascua”, dijo.