Tras treinta y ocho meses sin hacer ingreso a la Catedral de Osorno, los laicos de la ciudad volvieron a entrar al templo durante la noche de este viernes, pasadas las 20:00 horas, dando una señal que la polémica que los enfrentó con la Iglesia Católica y la controvertida figura del obispo Juan Barros llegó a su fin.

Todo tras la decisión de los obispos de Chile de presentarle sus renuncias al papa Francisco, motivo por el cual dan por finiquitado el mando de Barros sobre la diócesis osornina, pese a que la medida debe ser confirmada por el pontífice en el corto plazo.

En la instancia, los laicos anunciaron que depondrán las protestas, bajarán los carteles y que comenzarán un proceso de reconstrucción de la diócesis que, en su opinión, está destruida justamente por Barros y las acusaciones de encubrimiento de los abusos perpetrados por el párroco de El Bosque, Fernando Karadima.

Pese a lo anterior, lo llamaron a pedir perdón e incluso sostuvieron que están dispuestos a perdonarlo, escucharlo y acompañarlo en todo el proceso que significará la salida de su cargo.

Su entrada a la catedral no estuvo exenta de polémica, ya que unos de los párrocos se habría negado a abrir las puertas a la hora antes señalada, como es costumbre. No obstante, tras una conversación a puertas cerradas, el religioso accedió y pudieron ingresar portando una cruz y emitiendo cantos de adoración.