A un mes de estar en su nueva casa, quien fuera presidente del campamento Puerto Aravena, Rolando Delgado, reconoció que aquellos que son erradicados de este tipo de asentamientos deben adaptarse a sus nuevas condiciones de vidas.

Junto a cien familias de los campamentos Caipulli, Puerto Aravena y Ferroviario, fueron trasladados hasta la población Alto Esperanza, en Ovejería.

Esto claramente cambió su vida, pero aún debe adaptarse a ella.

Según dijo, hay varias situaciones domésticas que las personas deben asumir en su nueva condición de propietarios de una vivienda y parte de un barrio, el que convive con otras personas del mismo sector.

El volumen de la música y sobre todo la tenencia responsable de mascotas es parte de lo que hay que resolver.

Otro problema es el del transporte, pues las líneas aún no los incluyen en sus recorridos. Algo que espera se resuelva en el mediano plazo, pues son varias las cuadras que deben caminar para poder acceder a microbuses o colectivos.