Dos años se cumplieron ya desde la caótica llegada del Obispo Juan Barros Madrid a la diócesis de Osorno, la cual estuvo marcada por protestas, detenciones e incluso rechazo a su arribo al interior de la Catedral San Mateo donde manifestantes en medio de un forcejeo terminaron por quitarle la mitra y lanzarla.

Dos años que han sido un constante ir y venir por parte del grupo de laicos organizados que han hecho público su rechazo a través de funas en cada una de las acciones religiosas efectuadas por el prelado en la zona. Acciones celebradas por muchos y rechazas por otros.

Juan Carlos Claret, miembro del Movimiento de Laicos en Osorno, en conversación con Radio Bío Bío hizo un breve análisis de lo que ha sido tal arribo, manifestando que nadie creyó o se imaginó que Barros Madrid estaría en Osorno tras dos años de férreo rechazo, haciendo noticias por las miserias que pasan los fieles con su presencia más que su ministerio.

Una de las consecuencias de su presencia en la diócesis local es la “inmensa y evidente” división que se mantiene entre los que profesan la fe Católica y que se mantiene incluso en medio del clero, ya que sacerdotes han finalizado peleando por estar en favor o en contra del obispo.

Disputas que han pasado desde agresiones verbales a físicas, como lo sucedido tiempo atrás donde incluso una religiosa encabezó -dijo- tal pugilato contra quienes rechazan la presencia del prelado en la zona.

Consultado Juan Carlos Claret si el hecho que hayan transcurrido dos años sin que vean algún avance en la materia no los desmorona, el integrante del movimiento de Laicos en Osorno señaló que el pueblo de Israel vagó por desierto 40 años y jamás perdieron la esperanza.

Si bien los tribunales de justicia han dado una respuesta tajante, sobre que no se puede perseguir judicialmente a los Obispos en Chile, quedaba la opción de desarrollar un proceso canónico. Sin embargo se encuentran con la piedra de tope que uno de los que resuelve -o juez- es el Papa quien ya mostró su postura al señalar tiempo atrás que los católicos en Osorno sufren por tontos y por obedecer a los “zurdos”.

Para finalizar, Claret señaló que esos dos años no lo ven como tiempo perdido o como una causa perdida, sino que como un proceso de prueba y donde se mantiene la incógnita ¿por qué el Obispo Juan Barros no ha aceptado reunirse con los Laicos de Osorno?