Esperando conocer si Chile ratificó o no el protocolo de Nagoya se encuentran organizaciones y comunidades de la provincia de Osorno, tras una reunión sostenida en México y que podría derivar en la protección de semillas endémicas y su uso por comunidades campesinas y originarias.

Dicha carta internacional busca profundizar la protección a especies de la flora endémica, muy presentes en la provincia de Osorno, sobre todo en la cordillera de la costa.

Su objetivo es contrarrestar la “biopiratería” que practican entidades extranjeras, que llegan a la zona y se llevan cepas o muestras de especies, para posteriormente modificarlas genéticamente e incluso darle un uso económico.

Ada Fridericksen, especialista en el protocolo, sostuvo que debiera ratificarse el protocolo de Nagoya, pensando en que Chile ya firmó el Convenio por la Biodiversidad.

De hecho, comentó que sería insólito que se aprobara la polémica “Ley Monsanto”, o de obtenciones vegetales, y se deje de lado la protección de las semillas originarias.

Varios casos se cuentan sobre la llegada de personas extranjeras que se llevan cepas. Fridericksen hizo ver por ejemplo el caso de la crema de matico, que se desarrolla en la zona rural de Puerto Octay, que perfectamente podría ser “biopirateada”, pues actualmente no está protegida.

El maqui, la murta y otras especies también corren riesgo. De hecho, ya pasó en Trafunco Los Bados.

Curioso es que no se haya comunicado oficialmente la determinación de Chile sobre si ratificó o no el protocolo de Nagoya; sin embargo, Ada Frideriksen adelantó que parlamentarios buscarán vía Transparencia conocer la decisión del país.