Un estudio realizado por docentes de la Universidad de Los Lagos, referente a la población penal de Osorno busca llamar la atención de las entidades públicas y privadas para poder intervenir desde el núcleo familiar en los sectores cuya población tienen mayores índices de personas con causas penales.

Fernando Codoceo, quien intervino para el desarrollo de la encuesta, señalaba que la idea no es criminalizar al interno o su población de origen, sino tener una mirada más humana de la población penal, ya que son personas cuya realidad ha estado marcada negativamente y les ha llevado a cometer ilícitos.

El estudio dijo, les ha permitido corroborar que la delincuencia es parte de la desigualdad social y de la exclusión social. De esta manera dijo que, del total de la población penal osornina, el 61% tiene domicilio en Rahue Alto y Población 5to Centenario; el 50% ha vivido en un campamento; así misma da cuenta que el 49% viene de hogares no convencionales.

La misma encuesta, informa que el 32% de los reos osorninos tiene padre o madre analfabeta, el 73% -cifra más que preocupante- tienen al menos a un familiar preso, así suma y sigue las estadísticas que solo viene a ratificar, dijo, que parte importante de los internos han cometido delitos no porque decidan de un día para otro cometerlos, sino más bien porque el delinquir es parte de su preocupante realidad y la falta de oportunidades.

Junto a los docentes y personal de gendarmería Radio Bío Bío tuvo acceso al módulo 2 de condenados de mediana peligrosidad, donde los internos plantean esencialmente que es la falta de oportunidades las que los llevan a reincidir.

Así lo planteó Fernando Alarcón quien oriundo de Santiago pasó por el penal La Serena, llegando posteriormente a Osorno por buena conducta, quien relató que la realidad es completamente distinta pudiendo actualmente nivelar sus estudios y aprender un oficio. Pero -añadió- teme que al salir no exista quien apueste por sus conocimiento y le brinde trabajo.

Por su parte Francisco Leiva, señaló que si bien le restan bastantes años para cumplir su pena, tiene la esperanza de poder enmendar los errores cometidos, pero la sociedad muchas veces no ayuda a ello.

De esa manera, el estudio permite a la vez ser un llamado de atención a las autoridades locales, no para focalizar las poblaciones nombradas como punto de residencia de delincuentes, sino para que se intervenga positivamente, se fomenten ideas y conocimientos que permitan a las familias salir del circulo vicioso en que muchos caen.