“En 1988 ya se sabía que el sistema de AFP era un fracaso. Habían antecedentes que en Estados Unidos no había funcionado. Aún así no nos escucharon”, señaló el actual representante de los pensionados y montepiados de Osorno, Duberlí Guerrero.

Diversas son las reacciones surgidas frente a lo que significa actualmente jubilarse por dicho sistema de administración de pensiones, la crítica más potente viene desde los adultos mayores, quienes han visto el proceso que significó el cambio.

Duberlí Guererro, en diálogo con La Radio, fue bastante duro al criticar a quienes los representaban en esos años en el poder, señalando que si bien hubo voces que alertaron que el sistema de AFP no era rentable para el trabajador, lamentablemente países emergentes eran prácticamente el “patio trasero” de norteamérica, donde se instalaba todo lo que ellos ya habían desechado.

Así quedó demostrado años más tarde, donde las Fuerzas Armadas mantuvieron su sistema de pensiones, viendo cómo los demás trabajadores recibían míseros sueldos que prácticamente les obligaba a seguir trabajando pasa sostener sus gastos.

Pero no todo fue críticas, ya que actualmente hay diversas voces que se han elevado para intentar cambiar la realidad y donde la misma ciudadanía está empoderada y clamando por una regularización satisfactoria.

De esa manera, dijo, lo primero es que la población tenga un representante democráticamente elegido en cada una de las AFP que opera (en la eventualidad que el sistema no cambie), para así tener la seguridad que se está trabajando por el bien de quien labora día día y no de la empresa como tal.

En lo que refiere a la idea de crear una AFP estatal, el representante de los pensionados y montepiados de Osorno, dijo no estar de acuerdo, que no era necesario ya que para ello existía el instituto de previsión social (IPS), en el cual podrían perfectamente depositarse los dineros de los trabajadores, creándose una comisión que fiscalice las imposiciones, tanto de la empresa pública como de la privada.

En esa misma línea apuntó a que se fiscalice a los empleadores para asegurar que los dineros sean depositados donde corresponde, debido a que ese se fue uno de los grandes errores de las cajas de previsión de empleados particulares o públicos, ya que los dineros fueron utilizados para grandes “negociados”.