Un perro de Andacollo ha visitado día a día, y por ya casi dos años, la tumba de su humano, Florencio Toledo, quien murió en abril de 2016, lo que no impidió que la conexión que ambos tenían continuara.

El can, según el encargado del cementerio local, Héctor León, sólo quiere estar cerca de quien, en vida, fuera su compañía, hábito que comenzó a desarrollar luego del funeral y que dio paso a un régimen de visitas que no ha cesado.

“El perrito quiere estar solamente cerca de su amo, lo hacemos salir y vuelve, busca siempre la oportunidad para estar cerca de su ser querido. Las personas le dan comida, pero no acepta, sólo agua y en ciertas ocasiones pan”, indicó León.

“Está muy deprimido y triste. Primera vez que veo que un perrito permanece fielmente al lado de su dueño estando éste en un nicho”, añadió el hombre.

Al principio, el animal asustaba a los trabajadores del campo santo debido a su tamaño, factor que los hacía pensar que éste los podría morder o dañar de alguna forma, pero con el tiempo entendieron que la mascota no tiene otro fin en el lugar que acompañar al hombre.

La fidelidad del perro fue destacada y valorada por la presidenta de la Agrupación de Fomento del Desarrollo, Tenencia y del Cuidado de Animales (Afodecad), Dinka Guajardo, quien aseguró que muchos creen que “los animales no tienen memoria”.

“Ellos recuerdan muy bien a sus amos. Este perrito no va a cambiar sus hábitos, a no ser que llegue una persona que le demuestre el mismo cariño que su dueño, lo más probable que el esté hasta sus últimos días rondando el cementerio”, aseguró Guajardo.

La organización, junto a los trabajadores de las florerías, tratan de ayudarlo ya sea con medicinas o comida.