Este martes inició en Arica el juicio oral contra Soledad Maquera Clavetía y Juan Castillo Vilca, los presuntos líderes de una organización criminal que ingresaba migrantes dominicanos a Chile desde Perú y Bolivia.

En concreto, se trata de lo que la Fiscalía califica como “la red internacional más grande dedicada al tráfico de migrantes a nuestro país”, y la acusación incluye 58 casos de un total de 89 víctimas, pero según explicó el fiscal Daniel Valenzuela, a partir de la investigación se estiman unos 2.000 inmigrantes engañados.

La banda fue desarticulada en 2016, tras operativos simultáneos en 3 ciudades peruanas y en Arica, tras lo que los presuntos líderes fueron detenidos en Tacna el 28 de octubre de dicho año. Finalmente, el pasado 3 de abril fueron extraditados a Chile.

El juicio inicia a una semana de que los demás miembros de la banda -Reyna Huaringa Maquera, Yemeyel Morales Álvarez y los hermanos Kliver y Kharlo Zárate Sunción-, fueran condenados por los mismos cargos. Un último, en tanto, quedó en libertad.

Para el nuevo juicio, el fiscal explicó que “nuevamente tendremos que pedir la declaración y el relato de muchas víctimas migrantes y testigos cuya participación es fundamental para acreditar los hechos. Al igual que en el primer juicio, tenemos la convicción que estamos frente a una organización criminal destinada a este negocio mortal y como Fiscalía lo perseguiremos hasta el final”.

Por el campo minado

“El 28 de octubre de 2016, la Fiscalía Regional de Arica y Parinacota junto al OS-9 de Carabineros desarticularon esta red responsable del ingreso ilegal a Chile de más de 200 extranjeros desde 2014″, recordó el Ministerio Público en un comunicado.

La investigación culminó con allanamientos simultáneos en ambos países, donde concretaron las primeras detenciones.

El modo de operar de la banda era el de captar a ciudadanos dominicanos en ese país y que les ofrecían traerlos hasta Chile, donde los apoyarían para conseguir visas de trabajo.

Pero la verdad era que los engañaban y les cobraban entre 700 y 3 mil dólares por “ayudarlos”.

“Tras ello, las personas eran trasladadas por vía aérea hasta Colombia o Ecuador, para seguir su camino por vía terrestre, ya fuera en buses, camionetas o automóviles, hacia Perú”, detallaron desde la Fiscalía.

“En este último país, la red tenía habilitadas casas de acopio de personas en Sullana, junto a la frontera con Ecuador, y en Tacna”, añadieron desde el poder persecutor.

Ya en Tacna, el grupo usaba dos vías para ingresar ilegalmente a las personas que engañaban.

La primera conllevaba un recorrido de dos partes: comenzaban en el Paso de Desagüadero, que une Perú con Bolivia, para luego enfilar a la localidad de Colchane, en la región de Tarapacá.

No obstante, la mayoría de los extranjeros finalmente entraba a suelo nacional por una vía entre Tacna y Arica, zona que recorrían a pie entre campos minados.