Una investigación sobre desvío de precursores químicos esenciales para la fabricación de drogas, condujo a la PDI hasta un sitio del barrio industrial “Agtima” de Arica, donde se almacenaban 1.150 kilos de ácido clorhídrico, cantidad suficiente para la elaboración de 4.600 kilos de clorhidrato de cocaína.

Esta incautación, la más grande de su tipo realizada por la policía civil en el norte de Chile en los últimos ocho años, fue posible luego que se detectaran ciertas inconsistencias en las actividades de un particular, relacionadas con la adquisición y utilización de este reactivo que está sujeto a control por parte de la autoridad.

La sustancia se almacenaba en 23 bidones de 50 kilos cada uno -aproximadamente 40 litros debido a su densidad-, en un terreno usado como taller mecánico, sin que su propietario, un hombre de 46 años, pudiera dar una respuesta acabada sobre el propósito de estos precursores.

Las indagatorias fueron llevadas a cabo por efectivos del Departamento de Investigación de Sustancias Químicas (Disuq) de la PDI y la Fiscalía de Arica, en coordinación con detectives de la Brigada Antinarcóticos y contra el Crimen Organizado (Brianco) Arica.

El comisario Javier Valenzuela, jefe de la Brianco Arica, explicó que este desvío de precursores químicos fue detectado por la PDI a mediados del año pasado en el marco de coordinaciones hechas entre la Disuq y el Ministerio del Interior y Seguridad Pública para el seguimiento de sustancias controladas.

“Se logra ubicar una arista investigativa en el sentido de que se estaban desviando algunos precursores químicos en la ciudad de Arica para fines no establecidos”, sostuvo el comisario Valenzuela.

La demanda en el Norte

El oficial además explicó que en el norte de Chile existe una demanda lícita de este agente químico para los procesos productivos de empresas mineras, tanto nacionales como de Perú y Bolivia, sin embargo, se torna complejo establecer qué porcentaje del producto que sale de las fronteras, pueda estar siendo utilizado en la confección de sustancias ilícitas.

En tanto, el subcomisario del Disuq, Felipe Inostroza, nombró dos situaciones que llamaron la atención de los policías que investigaron el caso de Arica. Por un lado, los detectives hallaron “documentos adulterados” en la etapa de adquisición del químico y, por otro lado, “mucho porcentaje del ácido que no está demostrado hacia donde iba, no está justificado”, en su fase de utilización.

El experto explicó que un bidón de 50 kilos de ácido clorhídrico alcanza para fabricar hasta 200 kilos de clorhidrato de cocaína, por lo tanto, los 23 bidones detectados en la ciudad pudieron haber servido para la elaboración de 4,6 toneladas de droga.

En cuanto al precio del químico, indicó que éste se incrementa a medida que comienza a superar las barreras de control nacional y a acercarse a la frontera con Bolivia. Así, un litro –que en el mercado chileno cuesta alrededor de mil a mil quinientos pesos- puede valer cinco o seis veces más en la zona limítrofe y “hasta veinte veces” su precio original si llega a alcanzar los departamentos cocaleros del país altiplánico.

El propietario del ácido clorhídrico detectado en Arica no fue detenido, pero quedó a la espera de ser citado a declarar por parte de la Fiscalía.

La tenencia o posesión de este químico se encuentra sancionada en el Artículo N°2 del Decreto 1.853 del año 2007.