El 17 de enero, un químico analista y un joven “chef” de 22 años fueron detenidos por parte de la Policía de Investigaciones en Calama. Ahora, ambos enfrentan un proceso judicial por el delito de tráfico de drogas.

Pese a que el primero parecía llevar una vida más bien tranquila, amparado en un pasado de excelencia académica, el hombre de 30 años y su ayudante fueron objeto de seguimientos por cerca de tres meses, hasta que -tras el allanamiento a una vivienda- detectives los vincularon con la presunta producción de drogas sintéticas.

De esta manera, la secreta vida del “Walter White” y su “Jesse Pinkman” chilenos quedó al descubierto: al parecer habrían pasado los días en un sofisticado laboratorio -no visto con anterioridad en el país- produciendo sustancias ilícitas de alto poder, hecho que es investigado.

“Encontramos todo lo que se usa para la elaboración de drogas sintéticas: frascos, balanzas, probetas, matraces, moldes. También distintos tipos de ácidos y líquidos para la preparación”, dijo a La Tercera el comisario de la Brigada Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado, Vicente Villegas.

Lo anterior, tras obtener una orden de entrada y registro al hogar de cuatro dormitorios con apariencia de “casa de clase media” que habrían usado para estos efectos, construcción que contaba, además, con una cocina modificada y orificios en el techo para ventilar el recinto de cualquier esencia.

En sus seguimientos, la policía civil cuestionaba el alto consumo de agua, 150 litros diarios, recurso que llegaba al domicilio en un camión repartidor. De igual manera les llamaba la atención la abultada boleta del suministro eléctrico y la frecuente adquisición de insumos químicos.

Finalmente, la PDI incautó cápsulas de éxtasis, 200 estampillas de LSD y 21 gramos de DMT, considerada por muchos como la droga psicodélica más poderosa del mundo.

Sumado a lo anterior, se llevaron 116 plantas y cuatro kilos de marihuana, al igual que más de $100 millones de pesos desde el laboratorio.

No obstante, para el jefe del Departamento de Investigación de Sustancias Químicas (Disuq) de la PDI, el comisario Patricio Navarro, allí no se habrían elaborado drogas sintéticas, sino que habrían incurrido en el desarrollo de tareas secundarias, que de todas formas necesitaban conocimientos químicos.

“Técnicamente no pensamos que allí se fabricaba la droga, sino se dosificaba. Puedes tener el polvo y disolverlo, estampar estampillas, pero no crearlo. Pero necesitas el conocimiento para realizar diluciones y controlar la dosificación de la droga”, dijo el comisario al citado medio.