Un scout de jugadores argentino demandó a la sociedad anónima que maneja los hilos del club Universidad de Chile. Acusa que le hicieron un contrato "en negro" y que tras años de relación laboral simplemente le dejaron de pagar sus sueldos y comisiones. Cuenta que entre los jóvenes promesa que descubrió figura Valentín Castellanos, hoy en la MLS.

Acusando que no le pagaron más de seis meses de sueldos y comisiones, un captador de jugadores argentino, con centro de operaciones en Mendoza, demandó a Azul Azul S.A., la concesionaria que maneja el club de fútbol Universidad de Chile.

Según documentos a los que accedió la Unidad de Investigación de BioBioChile, se trata de un conflicto laboral que se originó hace al menos cuatro años.

De acuerdo a la demanda por despido presentada en la Tercera Cámara Laboral de la Provincia de Mendoza, el scout de jugadores, Marcelo David Moyano, acusó a la concesionaria de despedirlo sin haberle pagado sus remuneraciones.

Recordemos que en julio de 2015 el cuadro laico inauguró una Sede Oficial en Mendoza, que junto con funcionar como Escuela de Fútbol, buscaba además captar nuevos talentos para reforzar sus filas.

El “cazatalentos”

Precisamente, Moyano fue uno de los que se integró al proyecto como captador, por lo que incluso se le entregó una credencial que tenía una vigencia hasta julio de 2018, para que pudiera realizar sus labores observando entrenamientos y partidos, tanto a nivel profesional como amateurs en Mendoza, para seleccionar potenciales fichajes “en verde”.

Los futbolistas promesa que eran seleccionados por Moyano fueron llevados al Centro Deportivo Azul (CDA), ubicado en La Cisterna, para ser evaluados y eventualmente ser integrados al Fútbol Joven de la Universidad de Chile.

En la demanda, se indica que diversos jugadores fueron llevados hasta el CDA, como por ejemplo el joven Valentín Castellanos, quien luego fue vendido al New York City FC de la Mayor League Soccer (MLS) de Estados Unidos, por 200 mil euros, unos 170 millones de pesos chilenos aproximadamente.

Sin embargo, su “descubridor” nunca recibió su comisión que le correspondía, agrega el texto legal, pese a que se había acordado una suma fija de 500 mil pesos chilenos y otra variable por comisión de jugadores seleccionados, que en promedio también alcanzaba los 500 mil pesos.

ARCHIVO | Agencia UNO

El despido

Según apunta el escrito, esta relación laboral se desarrolló “en negro”, es decir, no hubo ningún tipo de registro, ya que sus pagos los recibía en forma personal cada ver que viajaba a Chile, cada dos o tres meses.

Esta modalidad de trabajo se mantuvo hasta septiembre de 2017, cuando empezaron a surgir los primeros inconvenientes, luego de que no le pagaran el dinero acordado. Y pese a la falta de una respuesta por parte del club chileno, Moyano continuó desarrollando sus labores, acusa.

“Ante sus constantes reclamos, las respuestas eran evasivas, prometiendo que le regularizarían su situación”, indican. Finalmente, luego de unos meses sin poder percibir sus salarios Azul Azul le comunicó que prescindiría de sus servicios.

El captador trasandino asegura que envió una carta a la concesionaria el 5 de marzo de 2018, donde reclamó el pago de sus servicios adeudados, advirtiendo la presentación de acciones legales.

Sin embargo, Azul Azul nunca respondió, por lo que todo terminó en la demanda que actualmente se encuentra en plena tramitación, donde se exige el pago de una indemnización de poco más de un millón setecientos mil pesos argentinos ($1.793.193), unos 13 millones de pesos chilenos.

“No habiéndose aclarado mi situación laboral no obstante encontrarse debidamente emplazado (…) y atento el tiempo transcurrido, me considero gravemente injuriado y despedido sin causa por su exclusiva culpa”, indica Moyano en el texto legal.

Lea la demanda:

Falta de registro

Debido a que la Sociedad Anónima que lleva los hilos del cuadro universitario no contestó la demanda, se les declaró “en rebeldía”, pese que fue debidamente notificada por exhorto internacional.

Pero además, se acusa a Azul Azul S.A. de no estar debidamente registrada en Argentina, tal como sucede en Chile, donde este tipo de sociedades deben estar inscrita en el Registro de Valores de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), para ser debidamente fiscalizada.

La demanda apunta a que la legislación argentina indica que las sociedades extranjeras o constituidas fuera del país trasandino que no estén registradas, sólo están habilitadas para realizar actos aislados, lo que no incluye constituir una sucursal, agencia o cualquier otro tipo de representación permanente, como en este caso, una Escuela de Fútbol.

BBCL intentó obtener una versión de la concesionaria, pero hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.