La Contraloría General de la República (CGR) descartó irregularidades en el polémico funeral del arzobispo emérito Bernardino Piñera, tío del Presidente que murió en junio producto de una neumonía derivada de covid-19 y en cuyo sepelio se registraron una serie de hechos que causaron revuelo.

En concreto, molestia causó la gran cantidad de personas presentes en el cementerio, cercana a las 30, con músicos, periodistas e incluso que se levantara la tapa del ataúd, tras lo cual se supo que el cuerpo no estaba dentro de una bolsa impermeable.

Debido a lo anterior, personas como el diputado Gabriel Ascencio (DC) acudieron al órgano contralor para denunciar el eventual incumplimiento de las medidas sanitarias en el evento, lo que fue desestimado por la entidad.

“Requeridos sobre el particular, el Ministerio de Salud y la Presidencia de la República informaron en idénticos términos, señalando que en el acto funerario no se infringieron las normas sanitarias aplicables en la especie”, se lee en un documento firmado por Jorge Bermúdez.

“Precisan que asistieron 20 personas que formaban parte del núcleo directo del fallecido, medios gráficos que cumplían sus labores como funcionarios de la Presidencia de la República y músicos contratados por la entidad que organizó el sepelio”, añadió.

“Consta que el día 21 de junio se realizó en un cementerio de la ciudad de Santiago el funeral del arzobispo emérito señor Bernardino Piñera Carvallo, evento al cual asistieron, según lo manifestado por los organismos informantes, 20 personas de su círculo directo, entre los que se encontraban parientes – entre ellos el Presidente de la República – y dos sacerdotes, todo ello en conformidad con lo dispuesto en el mencionado Protocolo de Funerales”, se precisó en el documento.

Por otro lado, en cuanto a la denunciada falta de distanciamiento social, la CGR sostuvo que de acuerdo a información oficial a la que accedió, y pese a los tres concurrentes que se acercaron al féretro, “en todo momento se cumplió con la separación requerida”, sin que se haya producido una aglomeración de personas, por ello “no existe reproche que formular”.

Finalmente, sobre el movimiento de la tapa del ataúd, las autoridades informantes señalaron que la compuerta fue objeto de manipulación por parte de los asistentes, la que se ubica sobre una placa de vidrio sellada, hermética y que impide el acceso al cadáver.

“De tal forma que la apertura de dicha compuerta no podría, bajo ninguna circunstancia, alterar la exigencia de hermetismo establecida por la normativa sanitaria”, se concluyó.

“En consecuencia, no se advierte un incumplimiento a las disposiciones protocolares antes indicadas”, se lee al final del texto.