Una inusual actividad sísmica se ha registrado en la Antártica durante los últimos meses, debido a que se han registrado más de 30.000 sismos en el Estrecho de Bransfield, por la estación JUBA, ubicada en la Base Carlini, perteneciente a la red ítalo-argentina AI.

Estos sismos fueron detectados y analizados por el Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, utilizando un procedimiento automático que estimó magnitudes desde 0.9 a 5.6.

Mediante técnicas de detección automáticas se han podido identificar más de 30.000 eventos ocurridos durante tres meses desde fines de agosto. Corresponden a los sismos más conspicuos, o detectables, por lo que estudios más detallados podrían arrojar un número incluso mayor.

La mayor parte de la sismicidad se concentra al inicio de la secuencia, principalmente durante el mes de septiembre, con más de mil sismos diarios, comenzando a disminuir en el mes de noviembre.

Hasta mediados de noviembre el USGS había reportado un poco más de 100 sismos localizados en esta área. El sismo de mayor magnitud en este período alcanza Mww 6.0, registrado el 6 de noviembre a las 23:49 UTC (20:36 de Chile).

Los sismos de mayor magnitud pudieron ser localizados gracias a las estaciones que operan en el área entregando datos en línea al sistema de monitoreo global, como: JUBA y ESPZ, ambas son parte de la red ítalo-argentina AI, así como la estación PMSA, que es parte de la red IU del USGS, lo que ha permitido conocer con mayor detalle la evolución de la sismicidad que se ha generado en esta región.

La estación sismológica operativa más cercana al epicentro de estos sismos es JUBA, ubicada en la Base Carlini, en Isla Rey Jorge, parte de las Islas Shetland del Sur.