La agresión contra el diputado Gabriel Boric registrada el viernes en Santiago, recibió el repudio general del mundo político, tras dos meses de una crisis social en Chile que no cesa.
“¡Vendido!, ¡Ándante de acá!, ¡traicionero!”, fueron algunos de los gritos que una decena de personas le gritaron al parlamentario de Convergencia Social y exdirigente estudiantil, en el Parque Forestal, en el centro de Santiago.
En medio de abucheos y amenazas, uno de los sujetos le quitó de un golpe la gorra que llevaba puesta el legislador, le lanzaron líquido en la ropa mientras lo insultaban, gritaban al oído y en una escena de humillación fue forzado a salir del parque.
Boric ha sido un duro detractor del gobierno de Sebastián Piñera, pero fue criticado por sus propias bases por haber firmado en noviembre el histórico acuerdo parlamentario para concretar una nueva Constitución, sin el respaldo de su partido, y un acuerdo de paz social.
También fue criticado por votar a favor de una ley antisaqueo impulsada por el gobierno de Sebastián Piñera, para aumentar penas a quienes cometan desorden público. Tras esa votación, Boric admitió que fue un error apoyar esa ley.
Diputado Boric lamentó ataque en su contra
En entrevista con La Tercera, el parlamentario lamentó la agresión que sufrió, aunque reconoció que son “costos” por tomar decisiones en política.
“El movimiento social que se ha manifestado en Chile es muy heterogéneo y hay un sector que tiene mucha rabia contenida por muchos años y que se queda en la agresión. Hay momentos en que se expresa de esta manera, que es lamentable porque no permite el diálogo”, señaló.
Sin embargo, aseguró que este escenario “no puede inhibirnos a seguir estando en la calle y seguir defendiendo con mucha fuerza nuestras convicciones de que hay que dialogar con quien sea necesario, pero no por amenazas, intimidaciones o agresiones yo voy a dejar de hacer mi pega”.
“Es parte de estar en política y hay momentos en que hay que tomar decisiones que pueden traer costos”, admitió.
En ese sentido, agregó que “para hacer política uno tiene que estar dispuesto a sentarse a dialogar, debatir con firmeza con quienes piensan diferente a uno, porque quedarse en la comodidad de hablar solo con quienes piensan igual a uno puede ser satisfactorio, pero no transforma la realidad”.
Expertos piden condenar agresiones
Varios han sido los políticos increpados por manifestantes desde que comenzaron las manifestaciones por el descontento social hacia la clase política.
El ministro de Salud, Jaime Mañalich, es un ejemplo de esto, luego de ser increpado en más de una ocasión. En noviembre pasado, en un viaje a Antofagasta, un grupo de pasajeros del avión en que se trasladaba se manifestó en contra de su presencia gritándole “asesino”, “payaso” y “vergüenza nacional”.
En ese mismo mes, en una visita al Hospital Padre Hurtado, un grupo de personas lo encaró, por lo que tuvo que ser custodiado por Carabineros para salir.
Gonzalo Mûller, cientista político y magíster en Políticas Públicas, explicó que en algunos sectores se estaría entendiendo la violencia como una forma de acceder a ciertas demandas y que se estaría legitimando esta vía de acción.
El jueves recién pasado, la senadora y presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, quien viajaba en avión desde Santiago a Concepción, también fue víctima de una “funa”.
Según relató, una mujer la golpeó con el puño y la increpó por su posición política.
La socióloga y directora del Centro Mori, Marta Lagos, aseguró que estos hechos deben ser condenados socialmente, para que sea la comunidad quien rechace la violencia.
En esa línea, sostuvo que se estaría incurriendo en un abuso de la libertad.
Tras el ataque a Boric, la vocera de gobierno, Karla Rubilar, solidarizó con el parlamentario a través de su cuenta oficial de Twitter.
“Atacar a las personas por pensar diferente es un atentado al corazón de la democracia. El respeto es la base de todo. Inaceptable agresión a Gabriel Boric. Mi apoyo para él”, indicó.
