Rodrigo Hinzpeter se refirió a la bomba que pasadas las 10:00 horas del jueves 25 llegó a su oficina, envuelta como una encomienda cualquiera y que afortunadamente no abrió.

El paquete traía el envoltorio de Correos de Chile y no parecía sospechoso, sin embargo, en su interior había medio kilo de dinamita industrial que habría explotado si el exministro del interior lo hubiese abierto.

En entrevista con La Tercera, afirmó que si bien recibió amenazas que le causaron inquietud cuando fue ministro, ahora la sensación es “mucho más horrorosa”.

En ese contexto, explicó que una amenaza es como que “alguien te diga que te va a disparar, mientras que aquí la sensación es que te dispararon (…) Entonces, es una sensación humanamente mucho más conmovedora, estremecedora e incomprensible, mucho más difícil de digerir que una amenaza”.

“Es muy fuerte, pero aquí la sensación es que alguien apretó el gatillo y erró el tiro por circunstancias providenciales”, señaló al matutino.

Además, manifestó que la bomba, “según la información de prensa, no sólo me hubiera matado a mí, sino que también a los que trabajan conmigo”.

Hinzpeter relató que ese día tuvo varias reuniones y que sólo porque tuvo una mañana “bastante frenética y agitada” no abrió la caja, pero afirmó que sí la vio en el escritorio y pensó en abrirla.

“Sé que lo vi, que pensé abrirlo, que quise abrirlo, y no sé por qué me distraje y volví a mis reuniones. Eso terminó por salvarme de abrir el paquete”, afirmó.

El exministro dijo a La Tercera que reflexionó acerca de hecho y pensó que el 25 de julio pudo haber sido el día de su muerte y agregó que “es bien fuerte imaginarse que la muerte de uno pueda ser el deseo de otro”.