Cristina Calderón es la última hablante nativa de yagán en el país, la lengua del pueblo originario del mismo nombre que llegó casi al exterminio de la mano de colonizadores y estancieros a fines del siglo XIX y comienzos del XX.

En conversación con agencia Reuters, Calderón, de 91 años, admitió que le gustaría poder conversar en su lengua nativa con más personas, pero que no lo puede hacer, ya que su hermana Úrsula -ya fallecida- fue la última persona con la cual pudo interactuar de manera fluida.

Pese a ello, una de sus hijas ha mostrado interés en aprender la lengua que adquirió de sus padres. La mujer, de hecho, recién aprendió español a los 9 años. “Puede que lo haga”, dijo Calderón al citado medio.

La población yagán disminuyó de manera abrupta con la ocupación de Tierra del Fuego y, según la síntesis de los resultados del Censo de 2017, solo quedan alrededor de 1.600.

Además, con el tiempo, los yaganes dejaron de aprender la lengua de sus antepasados.

Debido a lo anterior, Calderón trabajó con su nieta Cristina Zárraga en el registro de esta lengua y su patrimonio oral, de lo cual surgió la biografía titulada “Cristina Calderón. Memorias de mi abuela yagan”.

Calderón es conocida en la zona como “la abuela Cristina” y vive en Villa Ukika, a 1 kilómetro de Puerto Williams, asentamiento donde habitan los últimos descendientes del pueblo yámana.

En 2009, Cristina obtuvo el reconocimiento de “Tesoro Humano Vivo”, lo que la convirtió en “portadora y transmisora de una forma de concebir e interpretar el mundo, propia de este pueblo milenario, encarnando así un patrimonio único”, consignó en su página web el Sistema de Información para la Gestión del Patrimonio Cultural Inmaterial (Sigpa) del Ministerio de las Culturas.