El desafío del nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, y de sus titulares, Andrés Couve y Carolina Torrealba, es grande. Con la capital mundial de la astronomía en el norte de Chile, acceso privilegiado a la Antártica en el sur, amplios mares, montañas, y una amplia variedad de climas, el país parece tener una base sólida para convertirse en una potencia científica si se compromete a ello.

La mayor limitación es que este compromiso debe ser -en buena medida- económico y de largo aliento, dado que los resultados de la inversión en ciencia tienden a tardar en llegar.

Recientemente, el Gobierno fue criticado justamente en ésta área, tras adelantar que el financiamiento para el sector dependerá del crecimiento de la economía. El mundo científico reaccionó cuestionando que el enfoque estaba al revés: que el país crecería en la medida en que se invierta en ciencia y tecnología.

Durante su visita a Chile para el Congreso Futuro, el director de la Fundación Nobel, Lars Heikensten, además de cuatro premios Nobel, Brian Schmidt, Bruce Beutler, Michael Kosterlitz, y Serge Haroche, conversaron con BioBioChile sobre este escenario, la forma en que el país debe afrontar el futuro de la ciencia y la tecnología, y lo que debe esperar a partir de la experiencia internacional.

Dejar la política fuera

Sin conocer la situación puntual de Chile, Heikensten advierte que “un buen trabajo en ciencia requiere dinero, para que te vaya bien en esta área hay que estar preparados para invertir con un compromiso a largo plazo”.

“No es algo que hagas en dos o tres años, sino que tienes que construir una estructura por décadas”, explica. Heikensten es un doctor en Economía que, antes de dirigir la fundación que encabeza el galardón más reconocido del mundo científico, lideró el Banco Central de su natal Suiza, nación que aprovecha de usar como ejemplo. “Mi país destina más del 3% de su Producto Interno Bruto en ciencia, y los países que destacan en el área están invirtiendo en ese nivel”.

Sin embargo, no es sólo el gobierno el que puede apostar en esta dirección. “El sector empresarial necesita destinar dinero a sus necesidades, y cada país debe dedicarse o comenzar con áreas en que tengan buen trasfondo”, sugiere.

En el caso de Chile, “tienen buen trasfondo en minería, eso parece obvio, tienen tremendos activos naturales, y trabajar en ciencia es trabajar con la naturaleza. Deben encontrar cómo cooperar entre los negocios y el gobierno, porque ésta es un área en que ambos necesitan evolucionar”, sostiene.

El Nobel Prize Dialogue realizado Chile -y, por primera vez, en Latinoamérica- fue enfocado en el futuro de la educación | Agence France-Presse
El Nobel Prize Dialogue realizado Chile fue enfocado en el futuro de la educación | Agence France-Presse

Además, defiende la importancia de crear una buena infraestructura para la distribución del dinero destinado a investigación (que hasta la fecha está concentrado mayormente en Conicyt), de forma sistemática y a largo plazo, sin olvidarse de las ciencias básicas (física, biología, química).

También apunta a la academia -que en Chile es administrada por el Ministerio de Educación-, sugiriendo que construir buenos cimientos en las escuelas es “muy, muy importante”.

Siendo las universidades, las empresas y el Estado los tres puntos desde los que suele venir el financiamiento, sugiere que la distribución de los recursos debe depender de lo “promisorio” que sea cada sector.

“No sé los detalles de Chile, pero diría que lo importante es que tengas un sistema justo en cuanto a la distribución del dinero. Entonces, si un ministerio está barajando varias propuestas, tienen que ser abiertos de mente como para velar por que el dinero vaya a las áreas más prometedoras. Eso, creo, es esencial”, argumenta, agregando que la política debería quedar fuera de esta ecuación.

“No deberías tener asuntos políticos envueltos en qué tipo de investigación estás financiando. Si quieres tener buenos resultados, tienen que construir instituciones fuertes y con pensamiento a largo plazo”, argumenta.

La responsabilidad de los científicos

Por su parte, el inmunólogo y genetista que ganó el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 2011, Bruce Beutler, complementa esta idea comprendiendo la postura presentada por el Gobierno en cuanto a la relación del crecimiento económico con el financiamiento a la ciencia. “Ambas son ciertamente importantes, si no tienes una sociedad próspera no puedes permitirte hacer trabajo científico específico”, plantea.

Entonces, “una vez que tengas una sociedad próspera, aún debes distribuir tu dinero con sabiduría y eso es también responsabilidad de los investigadores. El trabajo científico debe ser una meritocracia, y el financiamiento debe ser dado en proporción de la promesa de la investigación que es propuesta, ya sea en ciencias básicas o aplicadas”.

Beutler, especialista en el sistema autoinmune, durante una charla en la Universidad Católica | @InvestigaciónUC | Twitter
Beutler, especialista en el sistema autoinmune, durante una charla en la Universidad Católica | @InvestigaciónUC | Twitter

“Eventualmente, la sociedad tiene que ver un retorno en esa inversión, o se cuestionarán por qué tenemos que darte el 2 o el 3% de nuestros impuestos para algo que puede parecer inútil”, continúa, para luego clarificar que “por supuesto, todo lo que ves a tu alrededor -este computador, el celular que estás sosteniendo-, todo fue hecho por la ciencia y la tecnología en algún momento en un nivel muy básico. La ciencia cambia el mundo y la gente difícilmente necesita más ejemplos para darse cuenta de ello”.

Finalmente, se enfoca también en otro punto que puede enturbiar el sistema: “Debe haber mucha calidad en la evaluación de las investigaciones, sin corrupción. Eso es mortal para el financiamiento a la ciencia”.

El conocimiento “inútil”

Rescatando el enfoque en las ciencias básicas mencionadas por Heikensten y la forma en que ésta sienta los cimientos para la tecnología, Serge Haroche, Nobel de Física del 2012, recuerda que muchos descubrimientos en algún momento fueron considerado inútiles, demostrando tener increíbles aplicaciones con el pasar de los años.

Ejemplifica con el sistema GPS, que no habría sido posible sin las leyes descubiertas por Albert Einstein. Para esta tecnología “recibimos señales desde satélites, que portan un reloj atómico muy preciso, que tiene que estar coordinado con otros para que la señal llegue al celular en tu bolsillo”.

Entonces, dada la distancia entre el dispositivo en tierra y el satélite, se tienen que considerar variables como la demora y que el tiempo avanza distinto mientras más lejos se está del núcleo terrestre. Un error de menos de una millonésima de segundos ya significaría una diferencia radical en la ubicación final dada por el GPS.

Haroche ganó el Nobel con aportes en física cuántica | @NobelPrize | Twitter
Haroche ganó el Nobel con aportes en física cuántica | @NobelPrize | Twitter

“La teoría de la relatividad era algo muy esotérico, muy teórico a lo que la gente no le veía aplicaciones directas, y ha probado tener aplicaciones muy precisas como el GPS, que todos usamos sin pensarlo”, concluye su argumento.

Entonces, respecto de la inversión en ciencia, destaca también el compromiso a largo plazo agregando que -además de las aplicaciones prácticas como el GPS- traerá beneficios “porque es una forma de entrenar a tu gente para que entiendan el valor del pensamiento racional, de probar, de atraer mentes brillantes, porque los jóvenes son curiosos, quieren aprender sobre el mundo”.

En este sentido cuestiona que “si quieres llevarlo a cabo como una contaduría argumentando cosas como que ‘no tenemos dinero’, tendrás un problema porque parte de la riqueza del país no puede contarse en dólares o en euros. es la mente y el espíritu de la gente, y la ciencia es el camino hacia la civilización humana”.

Destaca, por lo tanto, la importancia de tener un ministerio del ramo dado que “es una forma de organizar cómo funciona la ciencia, trabajando con universidades, escuelas, centros de investigación, etc. Y, por supuesto, hay que darle dinero al ministro de ciencia. Estoy seguro que él entiende esto”.

Piñera no se beneficiará

El dilema del financiamiento a la ciencia y el crecimiento económico son como el “huevo y la gallina” para Brian Schmidt, astrofísico que ganó el Nobel de Física en 2011 trabajando con chilenos como José Maza y Mario Hamuy.

“Necesitas dinero para invertir en investigación, pero los retornos tardan décadas en materializarse. Entonces, tienes que tener confianza e invertir a largo plazo”, plantea Schmidt.

Entonces, respecto a los cuestionamientos por la postura del Gobierno de aumentar la inversión dependiendo del crecimiento económico. “En cierto sentido, concuerdo con los científicos en que debes invertir esté o no creciendo el país, pero la inversión en investigación y desarrollo debe ser determinada más o menos por el Producto Interno Bruto del país” plantea el actual vicecanciller de la Universidad Nacional Australiana.

Schmidt visita ocasionalmente Chile para dar charlas de astronomía | Congreso Futuro
Schmidt visita ocasionalmente Chile para dar charlas de astronomía | Congreso Futuro

Por lo tanto, sugiere alcanzar un porcentaje de entre el 0.5 y el 1% de dicho marcador, lo que es “mucho mayor que lo que Chile destina ahora mismo. Entonces, hay que apuntar a eso, pero hacerlo no dará beneficios a la administración de Piñera, sino a su tercer o cuarto sucesor, además de los niños de Chile cuando sean adultos”.

“Así es como esto rinde frutos. Es difícil, requiere paciencia, y tienes que hacerlo por amor a tu país”, concluye Schmidt.

El otro huevo y la gallina

El Premio Nobel de Física del 2016, Michael Kosterlitz, también busca ser conciliador entre las dos posturas, destacando un ejemplo literalmente medieval. “Si lo piensas, durante la edad media en Europa, el conocimiento científico estaba restringido a los monasterios, en que los monjes eran científicos con poco financiamiento”.

“Lo que quiero decir es que la ciencia seguirá avanzando sin importar qué, porque hay gente tan curiosa que van a investigar de todas formas, pero en ese caso el progreso y el paso de la ciencia básica a la aplicada será lento”, argumenta.

Kosterlitz ha descubierto propiedades de la materia en las escalas más pequeñas | Agence France-Presse
Kosterlitz ha descubierto propiedades de la materia en las escalas más pequeñas | Agence France-Presse

De esta forma, rescatando lo comentado por Haroche sobre el conocimiento inútil, sostiene que avanzar en ciencia básica tiende a ser fundamental para desarrollar aplicaciones.

Un ejemplo relativamente reciente en que esto, explica, fue la relación entre la invención de la máquina de vapor y el descubrimiento de las leyes de la termodinámica. En este caso, la invención vino primero, pero el fundamento teórico llegó a complementarla y mejorarla.

Y sobra detallar cómo esto cambió el mundo: “lo usamos para transportar gente y dar energía a mucha industria, y hasta la actualidad es importante porque sin comprender cómo funciona la termodinámica no tendríamos dispositivos tan sofisticados como los teléfonos celulares. Todos tienen uno o dos, pero sin la comprensión teórica no existirían. Nadie podría hacer uno por accidente”.