Un rechazo transversal a conductas históricamente consideradas como parte de la idiosincrasia nacional asociadas al concepto de “winner”, o “ganador”, mostró la versión 2018 del Estudio Nacional de Transparencia realizado por el Consejo para la Transparencia (CPLT).

En promedio, un 83% de los consultados por este sondeo desaprueba una serie de situaciones vinculadas a una actitud “winner”, y sólo un 2% manifiesta su aprobación. Números -en palabras del presidente del Consejo, Marcelo Drago- que mostrarían que el chileno “winner” iría en retirada.

La serie de actitudes consideradas “winner” por el estudio son: cobrar más alto de lo normal por un producto/servicio (p.e, ajustar un taxímetro), saltar una fila, lograr o conseguir cosas por “pituto”, pagar menos de lo que corresponde por un producto y no pagar en el transporte público.

Un análisis más detallado de las cifras permite identificar un aumento de la tolerancia ante este tipo de actitudes al percibirse que la situación perjudica a un tercero, versus un aumento de intolerancia si se considera que el impacto es personal y económico.

Así queda evidenciado en los porcentajes de encuestados que rechazan pagar menos por un servicio o producto con un 78%, versus el 95% de los consultados que cuestiona recibir un cobro por sobre el precio del producto o servicio que paga, vinculado a situaciones como ajustar el taxímetro o una balanza en la feria.

El representante del CPLT destacó que estos resultados “hablan de un progreso en materia de cambio cultural por el cual hemos estado trabajando durante 10 años, pero que vemos está dando frutos y muestra avances”.

El incremento de niveles de tolerancia frente al “winner” se ve respaldada por la tendencia que muestran los porcentajes ante una eventual denuncia de las situaciones planteadas. La acción frente a la cual se muestra mayor propensión a denunciar con un 66% es la de cobros por sobre el precio de un servicio o producto, cifra que contrasta con un 43% que denunciaría a alguien que no pagó la micro.

“En el pasado muchas situaciones vinculadas a falta de transparencia y, derechamente, malas prácticas eran normales, y hoy son absolutamente impensables. Sin embargo, debemos continuar impulsando acciones que nos permitan profundizar estos cambios culturales y llevarlos a otras esferas y escenarios propios de lo cotidiano”, indicó Drago.

Jóvenes más tolerantes, adultos mayores estrictos

Los niveles de aceptación de actitudes “winner” aumentan entre los menores de 40 años, versus los adultos mayores que muestran un rechazo generalizado a este tipo de acciones, cualquiera sea ésta.

En el caso del grupo más joven hay mayor tolerancia ante el uso de un “pituto” con un 72% de rechazo y al no pago de la micro con un 69%, cifras que contrastan con el 86% de personas de más de 61 años más críticos ante alguien que consigue lo que quiere por un contacto y el 82% que cuestiona si alguien no paga su pasaje en la micro.

Esta tendencia en los más jóvenes muestra excepciones en el caso de que perciba que el resultado de la acción del “winner” le afecta personalmente, como es el caso de “saltarse la fila” o que le cobren demás por un producto o servicio donde los porcentajes de aceptación son similares a los del resto de la población.

Existe también más oposición a conductas “winner” en el caso de las mujeres por sobre los hombres, exceptuando el no pago de la micro, donde casi se registran diferencias por género dado que un 75% de los consultados varones rechazaron esta acción y un 76% de las encuestadas lo criticaron.

Según territorio, los datos mostraron que la tolerancia a la evasión en el caso del transporte público es más alto en la región Metropolitana que en el resto del país con 69%, versus un 80% de rechazo promedio en el resto de las regiones.

Finalmente, este análisis evidenció un comportamiento más tolerante al “winner” en las situaciones sobre las que fueron consultados entre los habitantes del Norte Grande. Lo anterior, dado que el promedio de los niveles de rechazo de las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta se mantuvo en todas la acciones evaluadas por debajo del promedio nacional, con excepción de “pagar menos por un producto o servicio” donde el porcentaje fue similar al del resto del país.