“Esto para mí fue una tormenta”. Con esa frase, Mauricio Valero -exsocio de Natalia Compagnon en Caval- describió el último tiempo en su vida, desde que estallara uno de los casos judiciales más mediáticos del último tiempo, en el que se vio involucrado junto a la nuera de la expresidenta Michelle Bachelet por irregularidades tributarias, entre otras aristas.

Valero, al igual que Compagnon, recibió pena de presidio remitido y tuvo que pagar una multa; y en paralelo fue absuelto de todo cargo de soborno. En conversación con Revista Sábado de El Mercurio rompió el silencio y habló, sin tapujos, de las impresiones que actualmente tiene de su exsocia y de sus cambios personales y económicos.

Actualmente está separado, sin bienes a su nombre y “sin ni un peso”, dijo a la publicación.

Al ser consultado sobre cuáles eran los objetivos que tenía la esposa de Sebastián Dávalos en las compras y y ventas que proyectaba, respondió que ella quería “ganar y ganar plata, independizarse, adquirir cosas”. Si bien le pareció inteligente y astuta, hoy señala que con el correr del tiempo notó que era una persona desleal.

Primeros lazos

Valero recordó que conoció a Natalia Compagnon en 2010 y que se la presentó Waldo Rojas, tío de ella. De ahí en adelante las conversaciones giraron en torno a proyectos y potenciales negocios.

“No sabía que era nuera de Bachelet. (…) Me pareció simpática… es simpática y agradable cuando quiere y necesita serlo. Es muy hábil (…)”, sostuvo.

Entre 2012 y 2015 las relaciones laborales entre ambos se intensificaron y comenzó también una amistad, que incluía visitas en sus respectivas casas.

El principio del fin

El 5 de febrero de 2015 Valero estaba de vacaciones en Rapel cuando le avisaron de un reportaje publicado por Revista Qué Pasa. La redacción analizaba a Caval y la compra de terrenos en Machalí -que subirían de precio por cambios en el plan regulador- y el crédito por $6.500 millones solicitado al Banco de Chile.

Pese a que él sabía del reportaje, aseguró que quedó en “shock” al leer esas líneas “demoledoras”. Minutos después recibió un llamado telefónico de Compagnon desde Caburgua. “En esa casa había muchos gritos. Sebastián estaba vuelto loco”, narró.

A juicio de Valero, lo de Caval se trató netamente de algo “político”. “Yo llevaba un año y medio trabajando en Machalí con lo de Vial Concha, entonces, cuando vi este proyecto era perfecto. Además, era un remate. (…) ¿Dónde está la gente que quiere hacer plata? en los remates o empresas semiquebradas. Eso no es especulación como se quiso hacer creer…”, explicó.

Ese 5 de febrero, para él, se acabaron las vacaciones. Regresó a su casa y al ver decena de medios de prensa esperándolo entendió lo que se venía. Recién unas semanas después volvió a ver a Natalia Compagnon. Acordaron defenderse juntos, como amigos y socios que eran. Pero eso no sucedió.

Según Valero, su exsocia varias veces le aseguró que se estaba haciendo un control de crisis y le daba a entender que en aquello estaba interviniendo La Moneda. Asimismo, admitió que Ana Lya Uriarte, jefa de gabinete de Michelle Bachelet, estaba al tanto de que por este tema, quizás, tendrían que enfrentar un escenario complejo.

Posteriormente, la distancia con Compagnon fue definitiva cuando hubo que definir abogados defensores. “Ahí me quedó claro que me iba a tratar de inculpar a mí. Hasta ese día yo confiaba en ella. Me traicionó, fue desleal”, sentenció.

A renglón seguido, acusó que la mujer tenía “una agenda paralela”. Y explicó: “me utilizó a mí y a Caval para entregar prestaciones que no eran las que dábamos en Caval”.

Asimismo, Valero indicó que los contactos de su exsocia “eran más bajos”, de un rango inferior, por lo que no cree que Bachelet haya estado al tanto de lo que hacía su nuera.

Retornar

Actualmente, Mauricio Valero está tratando de regresar al mundo de los negocios, pese a que se la han cerrado todas las puertas en ese mundo.

“Uno como que tiene lepra, nadie quiere trabajar contigo“, señaló a Revista Sábado.

Por último, reconoce que tiene como objetivo dar charlas y hacer clases a futuros emprendedores. “Tenga cuidado con quien se asocia. Uno ve caras, pero no corazones”, finalizó recitando su primera lección.