El presidente Sebastián Piñera defendió este viernes el viaje que realizó a la zona de la emergencia química, al afirmar que prefiere el ruido de las protestas que el silencio cómodo de La Moneda.

En tanto, y en medio de la polémica entre el Gobierno y ENAP, el comité político se reunió bajó total hermetismo con los ministros de Medio Ambiente y Salud para analizar los próximos pasos a seguir.

El martes, el presidente Sebastián Piñera decidió intempestivamente dejar su oficina de la Moneda y viajar a la zona de Quintero y Puchuncaví. Lo hizo sin alcanzar a desplegar en la zona las tradicionales avanzadas: política, de seguridad o de prensa.

El resultado es conocido. Protestas que tensionaron su recorrido cuando salía del hospital de Quintero, con gruesos epítetos y con una imagen en que aparece su vehículo rodeado de manifestantes alterados.

Un hecho que para varios, tanto en Palacio como en los partidos oficialistas y de oposición, fue una exposición gratuita sobre un tema que se arrastra desde la dictadura de Pinochet.

El ruido sobre el silencio

Pero transcurridos tres días, fue el propio Mandatario que, durante una actividad con la Federación de Medios de Comunicación, decidió defender su polémico viaje al explicar que el martes decidió no escuchar a sus asesores y llegar a la zona afectada.

Y agregó que prefiere el ruido de las protestas al silencio de las oficinas de la Moneda.

Silencio de las oficinas de la Moneda, como advertía el Presidente, en que más reuniones se han desarrollado buscando destrabar el conflicto social que abrió el episodio de contaminación química ocurrido entre el 21 al 24 de agosto en Quintero y Puchuncaví.

Conflicto al que se sumó además otro: el que se generó entre autoridades de Gobierno con la estatal ENAP; algo inédito.

Por esa razón, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, tuvo que cancelar su viaje a Concepción para encabezar una reunión con sus pares del comité político: Segpres, Gonzalo Blumel y vocería Cecilia Pérez, además de los titulares de Medio Ambiente Claudia Schmidt y Salud Emilio Santelice, con el objetivo de monitorear los distintos escenarios abiertos y en desarrollo.

En secreto

Allí, a puertas cerradas y en completo hermetismo, los secretarios de Estado evaluaron la información que actualmente tienen en su poder de la emergencia, que por ahora deja a más de 300 afectadas por intoxicación.

Y según los antecedentes que maneja La Moneda, efectivamente la estatal es la responsable de lo que ocurrió, pese a que advierten que se deberá investigar “caiga quien caiga”.

En esa línea, fuentes de Radio Bío Bío han confirmado que el levantamiento de datos demostró que ese martes 21 de agosto ENAP estaba desarrollando un trabajo de limpieza a una de las piscinas de residuos líquidos industriales, conocidos como riles, que son desechos del propio proceso industrial.

Para esta limpieza se utilizó una máquina externa que forma parte del mismo proceso, que data de los años noventa y que a juicio del Gobierno ya no es utilizada -por ejemplo- por empresas privadas como Shell o Copec.

Según las mismas fuentes, dicha máquina presentó problemas que están siendo investigados por la Policía de Investigaciones (PDI), debido a que en su operación utiliza nitrobenceno, cloroformo de metilo y tolueno, que serían los tres componentes que fueron detectados en el monitoreo durante la emergencia.

Por lo mismo, la PDI perició la cuestionada máquina, cuyo desperfecto generó una emergencia incluso dentro de la misma planta.

También se evaluó la postura de ENAP y el informe que presentó este jueves. No obstante, dicho documento se basa en muestras tomadas entre el sábado 25 y domingo 26 de agosto, cuando en el aire no quedaban trazas de contaminación.

Asimismo, se pidió al Ministerio de Salud chequear el listado de las 300 personas intoxicadas para establecer si hubo nombres que se repitieron, porque hasta ahora la información que maneja el Gobierno es que hubo personas que fueron en más de una oportunidad hasta los servicios de salud.