La decisión de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la demanda marítima presentada por Bolivia en contra de Chile, que estaba programada para conocerse en noviembre de este año, podría adelantarse para el próximo mes de julio.

Según informó El Mercurio, esta situación ha hecho se comiencen a apurar algunas conversaciones con distintos asesores de la demanda y otros actores involucrados en ella para dar a conocer los posibles pasos a seguir.

Quien salió a criticar el actuar que ha tenido el Gobierno en materia fue el exembajador del PPD Jorge Tarud, quien señaló que Evo Morales ha mantenido durante estos meses reuniones y conversaciones con importantes líderes internacionales para dar a conocer la postura boliviana sobre la demanda.

En esa línea, Tarud agregó que le ha expresado al Ejecutivo la necesidad de hacer un trabajo político diplomático, ya que La Haya no solo falla conforme a derecho, tal como ocurrió en la demanda que mantuvo el país con Perú.

El adelanto de este fallo se podría dar ya que se retiraron otras demandas que investigaba la Corte, lo que dio espacio para que se acelerara la resolución del litigio que se mantiene con Bolivia.

Sobre ese punto el diputado de la UDI y miembro de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, Issa Kort, señaló que, independiente de la fecha, el país debe estar preparado para este fallo, valorando también que los argumentos que se han dado son lo suficientemente sólidos como para que no haya soberanía en riesgo.

El adelanto del fallo ha generado cierta preocupación en círculos gubernamentales y diplomáticos, ya que a raíz de esto el Gobierno podría no alcanzar a realizar un lobby político y comunicacional tanto en países influyentes como en la corte misma.

Existen cuatro posibles fallos que se podrían dar:

– Está la opción de que se descarte la demanda boliviana, explicando que no existe una obligación de negociar.

– La segunda opción es negar la obligación, pero instando a que se resuelvan las diferencias.

– La tercera es que se señale que sí existe la obligación de negociar, dando también una opinión sobre el resultado que se espera de esas conversaciones.

– La última es que es que se diga que se debe negociar, pero sin referirse al resultado al que se debe llegar. Esta alternativa se considera como la con mayor posibilidades de darse.