La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) comunicó en octubre de 2017 que decidió “graduar” a Chile como país receptor de ayuda internacional, dado a que superó el umbral de ingreso de 12.500 dólares per cápita fijado por el Banco Mundial. Tras esto, nuestro país quedó imposibilitado de acceder a “créditos blandos” y financiamiento de naciones más ricas.

La decisión, fue tomada ya que para la institución internaciona, dado los números antes expuesto, nuestro país ahora entró en la categoría de “Desarrollo en Transición”.

En conversación con Emol, el director de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Agcid), Juan Pablo Lira, criticó la decisión de la OCDE y afirmó que el mecanismo para tomar esta determinación es “inconsecuente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 establecidos por la ONU”.

Según contó, la primera advertencia al respecto llegó en 2014 cuando se comunicó que Chile junto a otros dos países serían “graduados si acaso efectivamente mantenían un nivel de ingreso per cápita de 12.500 dólares”, algo que finalmente pasó en octubre de 2017.

El experto explicó que hace pocos días se realizó un encuentro con la OCDE donde el tema en cuestión fue justamente la nueva categoría en la que entró Chile: Desarrollo en Transición.

El problema, dijo, es que al cortar las ayudas internacionales, “te dejan sin las herramientas para seguir creciendo cuando estás justamente en un buen sendero”.

“Debiera haber una medición multisectorial que considere otros aspectos, no solamente el ingreso per cápita, eso nos parece absurdo”, consideró Lira, “lo que queremos es que se converse la metodología que se está aplicando, porque encierra una injusticia y una exclusión que es muy compleja”.

Y, ¿cuáles son las consecuencias para Chile?

Según puntualizó Lira, Chile ya no puede pedir préstamos a bancos de desarrollo a nivel mundial. Lo más preocupante, dijo, es que “está en riesgo la línea de becas para estudiantes” ya que como ahora nuestro país mantiene una taza per cápita de los 12.500 dólares, se supone que “no necesitamos recibirlas”.

“Es importante que la opinión pública sepa que lo que estamos buscando no es dinero, sino que pedir que no se margine a Chile de tener acceso a mecanismos de buenas prácticas y a fondos de desarrollo de energías renovables, entre otros”, finalizó.