Este lunes parecía un día normal en el Palacio, sin embargo en dependencias del Ministerio del Interior las cosas a primera hora demostraron que no andaban bien.

Ello, luego que el viernes, por una decisión de la presidenta Michelle Bachelet, el Gobierno diera pie atrás a la postura inicial que lideró Mahmud Aleuy de no aceptar el retiro de la querella en que se invocó la Ley Antiterrorista, como pedían los huelguistas.

Ese fue el punto de quiebre, según fuentes cercanas, que llevó a que “Pancho”, como le llaman en la Casa de Gobierno, tomara la decisión de hacer presente su malestar por el cambio de postura, ya que lo dejaba en una posición compleja luego que tanto él como el jefe jurídico del Ministerio del Interior, Luis Correa Bluas, horas antes habían indicado públicamente que una recalificación no formaba parte de las posibilidades del Gobierno.

Sin embargo, y estando Aleuy en Argentina por lo cual no fue parte de los diálogos, Michelle Bachelet y el ministro del Interior, Mario Fernández, decidieron el viernes reunirse con los familiares y abogados de los huelguistas.

Como resultado, el Gobierno comunicó que acataba el petitorio de los comuneros, que en ese momento cumplían 115 días de huelga de hambre, incluyendo sacar la acusación de terroristas de la querella original.

Decisión presidencial que, tal como ocurrió con el proyecto Dominga, y que generó un quiebre entre la Presidenta y su entonces equipo económico liderado por Rodrigo Valdés, abrió una grieta con Aleuy y su equipo. El mismo que desde el 8 de marzo del 2014 ha solucionado una larga lista de conflictos de esta administración e incluso fue un pilar fundamental para superar la crisis política que vivió Bachelet tras el estallido del caso Caval y SQM, que dejó fuera a los ministros Rodrigo Peñailillo y Alberto Arenas.

El pasado lunes, Mahmud Aleuy llegó como de costumbre temprano a su oficina en La Moneda, pero a diferencia de las semanas anteriores, instruyó a su equipo suspender todas sus actividades que tenía en agenda, lo cual rápidamente comenzó a circular en la arena política, especialmente en el Partido Socialista, donde el fantasma de una renuncia comenzó aumentar al paso de las horas.

Y con razón, ya que “Pancho” luego de reunirse por algunos minutos con la jefa de gabinete de Bachelet, Ana Lya Uriarte, decidió pedirle a sus escoltas de la PDI el auto para irse a su casa en la comuna de Providencia. Antes eso sí de abandonar su oficina, pasado el mediodía, comenzó a ordenar carpetas y a desocupar algunos estantes.

Este punto hizo que marcara una diferencia con agosto de 2015, cuando Aleuy también se molestó, en esa oportunidad con el ministro del Interior Jorge Burgos, quien había autorizado el ingreso de camiones quemados hasta La Moneda, contraviniendo la posición inicial que había marcado el subsecretario de no dar luz verde para que circularan las máquinas por el centro de Santiago.

Molestia que llegó a su fin, luego que Burgos hablara con Aleuy, reconciliándose 48 horas después.

Esta vez todos en La Moneda advierten que es diferente, al tratarse primero de la Presidenta de la República y segundo por lo complejo del tema, ya que para Mahmud Aleuy y su equipo la señal que entregó Bachelet sería errónea al dar protagonismo a un “pequeño grupo” radicalizado.

Pero no fue lo único que habría molestado al subsecretario. Las declaraciones del ministro de Desarrollo Social, Marcos Barraza, respecto a que en La Araucanía no existe terrorismo, acrecentó su molestia con el relato que se ha ido generando en las últimas horas.

El plan para retener a Aleuy

El fantasma de la renuncia de Mahmud Aleuy encendió alertas la tarde del lunes en La Moneda. De hecho el propio ministro del Interior, Mario Fernández, indicó públicamente que nunca se dejó de lado a Aleuy durante la negociación con los comuneros en huelga de hambre, ya que se comunicaron a Argentina con el asesor jurídico, quién se supone debió haber informado de los pasos que se estaban dando en La Moneda.

Para esto Ana Lya Uriarte estuvo en su oficina, sin embargo, el diálogo entre ambos no habría surtido efectos, como tampoco los mensajes de Osvaldo Andrade y otros emblemáticos del PS.

Por esta razón algunos esperaban anoche que fuera la propia presidenta Bachelet quien hiciera recapacitar a Aleuy, ante la posibilidad que ambos se reúnan este martes, para dialogar sobre lo que está pasando.

Encuentro que no tiene hora pactada, pese a que quienes lo conocen advierten que “Pancho Aleuy es un hombre que cuando toma una decisión la cumple”.