Una alarma se produjo entre los consumidores luego que, esta semana, las autoridades prohibieran la ingesta de una partida del merkén comercializado por la marca Gourmet. En tanto, hace menos de 15 días se habían encontrado contaminantes en un lote del mismo producto de marca Marco Polo.

En este sentido, el doctor en microbiología de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, Waldo Díaz, explicó que el consumo sostenido del merkén contaminado puede producir necrosis y cáncer.

La toxina es “muy nociva para la salud”, dice. Si bien la restricción aplica en partidas específicas, la autoridad del Ministerio de Salud requisó el producto “hasta disponer de los resultados de la investigación que permitan determinar la extensión de la contaminación en las diferentes partidas”.

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Sin embargo, si el consumo es esporádico y en bajas dosis, no debería producir problemas a largo plazo.

¿Cuáles son los riesgos?

Se trata de la Ocratoxina A, una de las variedades más nocivas que puede productir necrosis, inhibición de la síntesis de proteínas y, en los casos más avanzados, formación de tumores y cáncer.

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La toxina es producida por hongos de tipo aspergillus y penicillium, que pueden infectar hortalizas y frutos en general. “Los hongos pueden desarrollarse cuando las condiciones de mantención de estas verduras están en condiciones de humedad y poca luz”, explicó Díaz.

El experto detalló que la toxina “puede mantenerse indefinidamente en el vegetal, independiente de los procesos asociados en la producción, como son: desecación, liofilizado, cocción, envasado, entre otros. La toxina es resistente al calor y temperatura, por lo tanto, el alimento contaminado no puede ser consumido y debe ser descartado”.

La toxina puede ser consumida en un máximo de entre 1 y 5 microgramos, por cada 1 kilo de peso de la persona, por día.

“El consumo rutinario y sostenido puede producir los efectos de necrosis y cáncer; sin embargo el consumo esporádico no produce problemas a largo plazo si es en bajas dosis. El cáncer asociado a la ocratoxina puede ser principalmente de riñón, pero se ha visto que también puede producir cáncer de colon e incluso testicular”.

Díaz agregó que “el consejo es no consumir el producto contaminado, por las consecuencias que se pueden producir a largo plazo, pero también un llamado a la calma pues su consumo esporádico en bajas dosis no produce problemas”.