Era abril de 2016 y el país seguía de cerca el estado de salud de un pequeño de cuatro años que llevaba algunos meses internado en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, a la espera de un corazón para ser trasplantado. Para el día 24 del mismo mes, Juan Smith confirmaba la noticia: su hijo, León Smith, había fallecido en la espera.

Si bien año tras año se habla de un aumento o disminución de donantes en Chile, lo cierto es que desde hace una década no logramos sobrepasar el récord de 10 donantes por cada millón de habitantes, lo que mantiene a nuestro país muy por detrás de los 43,4 que tiene España, por ejemplo, líder mundial por 24º año consecutivo.

El 2006 ha sido hasta ahora uno de los mejores años en materia de donación y trasplante de órganos. En aquel periodo se registraron 379 trasplantes y un total de 152 donantes efectivos, cifras que sólo en 2012 estuvieron cerca de ser superadas o al menos igualadas.

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Han sido diez años de modificar leyes, de impulsar campañas, de buscar ideas para combatir el problema, pero las estadísticas suben y bajan cada año sin entrever un progreso lineal.

La situación actual

Al 31 de enero 2.886 personas figuran a la espera de un órgano -pueden estar activos en programa o retirados transitoriamente por el centro de trasplante de acuerdo a su estado clínico- y de ellas 52 requieren un trasplante combinado.

Es así que para cubrir la demanda se necesitan:

  • 1.572 riñones de donante cadáver
  • 469 riñones de donante vivo
  • 450 hígados de donante cadáver
  • 31 hígados de donante vivo
  • 181 corazones
  • 177 pulmones
  • 2 intestinos
  • 4 páncreas

En la otra vereda, ya son 10 las personas que fallecieron durante la espera en lo que va del 2017, mientras que en los últimos tres años hubo 413 casos.

Por su parte, aquellos que oficializaron su renuncia de calidad de donante ya alcanzan los 3,9 millones, figurando en el Registro Nacional de No Donantes.

Identificando la falla

Varios son los factores que inciden en el déficit que afecta al país, entre ellos la desinformación de la gente en el tema y la legislación actual.

La Ley 19.451, promulgada en 1996 y que establece normas sobre trasplante y donación de órganos, tuvo una importante reforma en enero de 2010 cuando se decretó que todos los mayores de 18 años son considerados donantes por el solo ministerio de la Ley y en caso de que alguien quisiera revocar dicha condición debía hacerlo en el Servicio de Registro Civil e Identificación.

Sin embargo, aquella disposición que nace con la idea de incrementar el número de donantes, no cambió en nada la situación, puesto que siguen siendo los familiares quienes toman la última palabra.

Si bien la ley se basa en el consentimiento presunto, la parentela del fallecido es siempre la que toma la decisión final, por eso resulta de suma importancia conversar acerca del tema con los seres queridos y manifestarles el deseo de ser o no donante.

En este contexto hay que mencionar que durante los últimos años se ha evidenciado un aumento preocupante de la negativa familiar frente a la donación de órganos, pasando de un 37% en 2010 (año de la reforma) a un 51% en 2016. A lo anterior se suma además, el que muchas veces los parientes no respetan la decisión del difunto.

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Según lo indica la ley, en caso de existir duda fundada respecto de la calidad de donante, se deberá consultar en forma previa sobre la extracción de uno o más órganos del fallecido, en un orden específico, a los familiares tal como muestra el siguiente gráfico:

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En vista de los precarios resultados y escudriñando en nuevas alternativas, es que en 2013 nuevamente se modificó la ley. En dicha ocasión se implementó una norma basada en la reciprocidad, que consiste básicamente en priorizar a quienes si son donantes por sobre los que no lo son, o en otras palabras, si una persona pretende recibir un órgano, debe estar dispuesto a su vez a dar uno.

“En el caso de que varias personas se encuentren en igualdad de condiciones para la recepción de un órgano, el hecho de no estar inscrito en el Registro de No Donantes deberá tomarse en cuenta para priorizarlo respecto del que sí lo está.”(Ley 19.451 – Artículo 2° bis.)

Pese a que hasta ahora se ha evidenciado un aumento de 103 donantes efectivos en 2013 a 137 en 2016, la cifra sigue siendo inferior que en 2006, por lo que las estadísticas de los próximos años serán clave para comprobar si efectivamente esta última norma tuvo alguna incidencia en las personas o si el incremento se trata de un hecho puntual.

La nueva alternativa

La legislación actual de nuestro país permite la donación de órganos en vida siempre y cuando sea entre parientes, pero una nueva disposición ampliará las posibilidades. Se trata de la donación cruzada de órganos, un sistema basado en parejas donante-receptor.

Cuando un paciente requiere un trasplante se buscan donantes compatibles -vivos o fallecidos- que permitan responder al requerimiento, y sucede que en ocasiones se identifican parejas donante-receptor incompatibles entre ellos, lo que ocurre generalmente entre padres-hijos.

La solución, entonces, está en ubicar parejas con el mismo problema que sí podrían ser compatibles en forma cruzada. Por ejemplo una persona puede dar un riñón a un desconocido, a cambio de que un familiar o un amigo del receptor haga lo mismo con alguien relacionado con el primer donante.

El proyecto, iniciado en 2015 por los senadores Guido Girardi, Francisco Chahuán y Carolina Goic, ya fue despachado por la Cámara de Diputados y se encuentra en condiciones de convertirse en ley. De esta forma se espera que comience a regir a finales del 2017.