Tras el acuerdo de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) poco antes de que finalizara el 2016, pactaron rebajar la producción de crudo por primera vez en ocho años, por lo que se elevó instantáneamente el costo del combustible fósil.

Además, una investigación del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Clapes UC) reveló que Chile es el tercer país con el precio más alto de las bencinas de la región.

En conversación con el Podría Ser Peor, Jorge Hermann, director de Hermann Consultores, señaló que una de las principales razones del alto precio se deben a que Chile es un país netamente importador de crudo a diferencia de otros países de latinoamérica.

“Argentina, por ejemplo, tiene en algo subsidiado la gasolina y es productor de petróleo, lo mismo que Ecuador, que Colombia, que México. Todos esos países que se comparan con Chile dentro del concepto latinoamericano tienen subsidio a los combustibles porque ellos son productores”.

En el caso de Chile hoy día el impuesto a la gasolina son alrededor de 250 pesos y en el caso de diésel son 150 pesos, “por esa razón el diésel es bastante más barato que la gasolina y existe bastante incentivo a comprar autos a diésel”, planteó.

“Existe una diferencia bastante marcada entre el precio de la gasolina y el diésel porque el impuesto específico es distinto. Yo siempre he señalado que lo ideal es bajar el impuesto a la gasolina, subir el impuesto al diésel para que se equiparen ambos y no exista este incentivo perverso de que la gente que tiene más recursos pueda cambiar la camioneta a gasolina por una camioneta a diésel”, sostuvo.

Sin embargo, Hermann indicó que en general en los países desarrollados el impuesto al combustible es mucho más alto que en el caso chileno. Eso se debe a que el impuesto específico a los combustibles “se aplica porque generan polusión, contaminación al medio ambiente, entonces la teoría económica siempre ha señalado que esos males deberían tener un impuesto especial, porque generan estas unidades negativas”.

En esta línea, explicó que en la última reforma tributaria lo que se hizo fue incorporar un impuesto verde a la emisión de contaminante de material particulado de la gran empresa.

“Una de las pocas cosas buenas que tuvo la reforma tributaria fue que incorporó este impuesto verde en que las grandes empresas que emiten polusión al medio ambiente van a pagar por ese daño y contaminación que generan”.

Para Hermann todos los avances que generan un mejoramiento de la sociedad y de la calidad de vida deben tener un costo.

“Es natural que en una economía que está en vías de desarrollo, en que las políticas públicas lo que buscan es mejorar la calidad de vida de las personas, nada de eso es gratis, nada en la vida es gratis

“Hoy día tu a Temuco te demoras al rededor de seis horas y antes te demorabas ocho o nueve o más cuando había taco, entonces obviamente esos beneficios que se generan en la sociedad de estas autopistas, obviamente tienen un costo y de alguna manera hay que recaudar los ingresos para pagar esos beneficios”, expresó.

Contrario a lo que muchos piensan, comentó que “en general los precios no son abusivos porque el Ministerio de Obras Públicas a través del áreas de concesiones ellos hacen licitaciones públicas y se gana la licitación quien ofrece el menor precio y a mejor calidad”

Y agregó que “yo creo que más que abusos, los valores de las concesiones o de los servicios públicos tiene un a razón de ser de los costos productivos que hay detráa, tampoco hay que tratar de darle una explicación de que el chileno está siendo siempre abusado”.

Lo que hay que tener claro es que sin la inversión del sector empresarial y sin la generación de empleo del sector empresarial este país tal vez no habría pasado desde los 15 mil dólares de ingreso per cápita a los más de 25 mil dólares de ingreso per cápita que tenemos hoy día“, concluyó.

Escucha a continuación la entrevista realizada por Julio César en el Podría Ser Peor: