Pese que se había anunciado que las primeras olas producto del terremoto de este domingo llegarían a las 13:21 horas a territorio nacional, 20 minutos después, la ONEMI rectificó los tiempos adelantando las estimaciones en una hora, es decir, a la misma que ya se supone habría comenzado el tren de olas.

Si bien desde el SHOA y la ONEMI señalaron que la variación en la eventual llegada de las olas se debió a la corrección a la baja de la magnitud del sismo, existen cuestionamientos por parte de sismólogos.

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A las 12:05 horas la Onemi en voz de su director, Ricardo Toro, entregó el primer informe sobre el terremoto, su intensidad y la hora estimada del impacto del anunciado tsunami en las costas de nuestro país. La localidad de Melinka sería la primera afectada: 13 horas con 21 minutos.

Sin embargo, menos de media hora después, la ONEMI adelantó la llegada de la primera ola a Melinka en una hora, incluso, según el cronograma de la oficina, el tsunami debió haber impactado las costas de dicha localidad.

A pesar de ello, el panorama en Melinka no coincidía con el relato que auditores de dicha localidad entregaba a Radio Bio Bio, exactamente, a la hora del supuesto impacto. “No ha habido ninguna variación en la marea”, explicaban.

La evacuación preventiva y una leve baja en la intensidad del terremoto de 7,7 a 7,6 fue la justificación que Toro entregó, junto al contraalmirante Leonel Muñoz del Shoa, para explicar los cambios en el alcance del tsunami.

“Al variar tan solo en una décima se produce este nuevo modelamiento y por eso se baja la alerta de tsunami“, aseguraron.

Para el sismólogo Klaus Bataille, cambiar la magnitud no tiene relación con un cambio en los tiempos de arribo de las olas. Sus dardos apuntaron a la tardía reacción del SHOA.

“Cambiando la magnitud no cambia el tiempo de arribo, solo cambia el tamaño de la ola”, indicó.

Esta posible nueva descoordinación del SHOA siembra dudas respecto a los procedimientos que adopta junto a la ONEMI en este tipo de casos. Esto, debido a que 15 mil personas fueron evacuadas, la mayoría por su propia voluntad, en medio de alerta imprecisas por la emergencia.