Un deficiente estándar de calidad presenta el sistema de transporte público del Gran Santiago, a pese a las modificaciones que ha realizado el Gobierno para mejorar el servicio.

El Ministerio de Transportes solicitó a la consultora Ingelog, realizar una medición a las siete empresas del Transantiago entre los años 2013 y 2016.

La investigación incluyó 53 mil observaciones en terreno para verificar el cumplimiento de las 14 exigencias de calidad de atención a los usuarios. En este punto fueron detectadas 3 fallas frecuentes: frenazos bruscos, mala aproximación a los paraderos establecidos y falta de información sobre recorridos.

También se identificaron los riesgos que existen durante un viaje, como por ejemplo el que algunos buses no disminuyen la velocidad de forma gradual ante un semáforo o una señal “Pare”. Asimismo, en el reporte se detalla que los conductores “suelen acercarse a la vereda desde una segunda fila con poco espacio (…), especialmente cuando existen vehículos particulares o taxis”.

Respecto al estado de los buses, el mal cierre de las puertas es el indicador que más se repiten tras el análisis de 16.126 fichas. A esto se suman las deficiencias en las luces externas del bus y ventanas que no se pueden abrir.

El informe indica que en el caso de las puertas, se debería al mal uso que le dan los pasajeros, mientras que en el tema de las luces, las empresas “omiten estas deficiencias para poder seguir circulando”.

Sobre la detención en las paradas, el 52% de los 4.930 no se detuvo cuando se le solicitó, pese a contar con espacio para subir pasajeros.

De acuerdo a los operadores, 3.725 buses han sido rechazados por presentar fallas en revisiones técnicas durante el 2016. De estos, Subus registró el peor desempeño, alcanzando 1.862 permisos sin aprobar. Le sigue Redbus, que tiene 1.169 rechazos.

Desde el Directorio de Transporte Público Metropolitano (DTPM), señalaron al diario La Tercera, que con esta auditoría pretenden “controlar el cumplimiento de las obligaciones de los operadores de buses”.

Por lo mismo, agregan, en la licitación del nuevo sistema se va a promover una “política que incluye cambios e incentivos adicionales” a las concesionarias para que mejoren sus estándares de servicio.