A principios de septiembre, el palacio de Buckingham anunció que Kate Middleton y el príncipe William esperaban a su tercer hijo. La noticia tomó por sorpresa al mundo, pero lamentablemente la celebración no duró mucho.

A las pocas horas se dio a conocer que la duquesa de Cambridge sufría de Hiperémesis gravídica, la presencia de náuseas y vómitos intensos y persistentes durante el embarazo, lo que hizo que incluso se perdiera el primer día de clases de su hijo mayor, George.

Tal como Kate, la actriz Carolina Varleta también enfrentó el mismo problema durante el embarazo de su hija Filipa. “(El embarazo) fue difícil al comienzo, me pasó lo mismo que a la princesa. Tuve hiperémesis gravídica. Estuve vomitando cuatro meses y medio”, aseguró la artista en el matinal Bienvenidos, donde además afirmó que tuvo
er internada por esta enfermedad.

Canal 13
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Pero, ¿qué es la hiperémesis gravídica?

Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU. la hiperémesis gravídica es un trastorno que se presenta en el 2% de las mujeres y aparece durante los primeros tres meses de embarazo, donde los vómitos y nauseas dejan de ser normales y pueden llegar a perjudicar la salud del bebé y la madre.

“Las pacientes inician los síntomas antes de las 9 semanas de gestación. Las náuseas y vómitos son persistentes (más de 3 a 4 veces al día), se produce una ingesta insuficiente de alimentos y baja de peso corporal, habitualmente cercano a 5% del peso previo al embarazo”, explicó el ginecólogo de Clínica Las Condes, Milenko Ivankovic.

Aunque aún no hay claridad de por qué se produce este trastorno, se especula que podría estar relacionada con problemas de cambios hormonales. Además, son más propensas a experimentarlos, las mujeres que pasaron por este trastorno en un embarazo previo o aquellas personas con antecedentes familiares, al respecto.

Su tratamiento a tiempo y adecuado es fundamental, pues de lo contrario podría derivar en “encefalopatías por déficit de vitaminas (grupo B), lesiones esofágicas y del bazo, neumotórax y alteración de la función renal”, según se afirma en la web de la Clínica Las Condes.

Aunque a veces requiere de hospitalización, en muchos casos el tratamiento del trastorno pasa por por evitar “alimentos desencadenantes que ocasionan el problema y bebiendo muchos líquidos cuando los síntomas desaparecen para permanecer hidratada”, asegura la web. En casos severos, las mujeres y bebé pueden ser alimentadas vía intravenosa.