Es mujer, se llama Abby Landy, tiene 28 años y es asistente legal. Vive en Australia y tiene VIH. Es parte de una minoría: son un poco más de 25 mil personas las que viven con esta enfermedad en el país oceánico, el cual es uno de los que tiene menores niveles de VIH en el mundo.

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Cuando se enteró que lo tenía, pensó que todo se acababa. “Game over“, se dijo a sí misma, cuenta el New York Post. Sin embargo, hoy está bien y recuerda perfectamente cómo fue que contrajo el VIH.

“Recuérdame por siempre”

Hace 5 años, Landy estaba sufriendo con una serie de herpes labiales, se sentía físicamente mal y una de sus parejas anteriores le había enviado un siniestro mensaje de texto: “Espero que me recuerdes por siempre“, decía.

Todo esto junto, la mujer decidió ir rápidamente al médico. Sin embargo, y a pesar de sospechar lo contrario, cuando Landy fue atendida solo le dieron anti virales y otros remedios para que fuera a casa a descansar.

Ya en su hogar, la asistente legal todavía tenía sus dudas y comenzó a buscar en Internet todo lo que podía encontrar sobre sus síntomas. Todo indicaba que tenía VIH. Volvió a su médico y le dijo: “Necesito que me hagan un test de VIH”. La profesional que atendía a Landy le dijo que “no era necesario” que las posibilidades de tener el virus eran “muy bajas“. “Eres una mujer heterosexual en Australia” le respondió el médico a Landy ante su insistente solicitud, demostrando un sesgo evidente.

Por suerte, el test se lo realizaron y volvió con los resultados días después. “Todavía me sentía muy mal. Cuando me llamaron de vuelta mi médico estaba claramente sorprendida y me informó que sí tenía VIH“, explica Landy al medio News.com.au.

“Luego fui a un especialista y me explicó que podía seguir viviendo tomando un par de pastillas al día. Ahí me di cuenta que mi vida continuaba”, cuenta la profesional.

Una historia que se repite

Al parecer, este tipo de situaciones no son tan poco recurrentes como se podría pensar. Algunas organizaciones, como la Asociación Nacional de Personas con VIH de Australia o el Concejo de Acción del VIH, están conscientes que los estigmas todavía existen y que los médicos recomiendan, o dejan de recomendar, ciertos procedimientos solo en base a prejuicios.

Philippa Moss, Director Ejecutivo del concejo, explicó al New York Post que “muchas veces las mujeres son silenciadas, sus experiencias no son valoradas y todo porque no calzan con el estereotipo del paciente de VIH clásico”.

Por otra parte, Landy ha seguido compartiendo su historia con otras mujeres que también han sido discriminadas por la enfermedad que tiene. “No estoy avergonzada. Es lo que es. Creo que mientras mejor presentas la situación al resto mejor será la respuesta”, concluye.