Esta afección no sólo aqueja a un gran porcentaje de mujeres embarazadas, sino que también a personas sedentarias y hasta deportistas, y se caracteriza por la separación de los músculos rectos del abdomen, siendo el sobrepeso uno de los factores de riesgo.

“No es menor el número de mujeres que presentan riesgos de diástasis durante el embarazo en Chile”. Así lo afirma Scarlet Gebauer, kinesióloga y fundadora de Fitmom, quien además, asevera que la diástasis abdominal o diástasis de los rectos es “bastante común y puede afectar a cualquier persona, independiente de su edad o sexo.

Incluso puede darse si la persona es sedentaria o deportista. Sin embargo, el riesgo de presentar esta condición aumenta altamente en los embarazos, afectando a más de un 60% de las mujeres en el tercer trimestre”.

Gebauer detalla que este tipo de problemática es producida por la separación de los músculos rectos del abdomen, “debido a un daño causado en el tejido conectivo que los mantiene unidos. Los rectos abdominales son dos franjas formadas por tejido conectivo fibroso que se ubican en la cara anterior del abdomen, lo que comúnmente se conoce como six pack”.

Diastasis abdominal
Diastasis abdominal

Segundos después, la especialista agrega que “el aumento de la hormona relaxina durante el embarazo hace que el tejido conectivo se debilite, y que el bajo tono abdominal o los embarazos múltiples favorezcan esta condición. El parto también puede desencadenar una diástasis ya que existe más probabilidad si el trabajo de parto es más prolongado, debido a que el tejido conectivo que une ambos músculos terminaría debilitándose”.

Así mismo, la experta explica que la diástasis abdominal no sólo afecta a embarazadas, sino que también puede afectar a personas con sobrepeso u obesidad, ya que “el aumento excesivo de peso hace que aumente la presión intraabdominal, lo cual puede hacer que el tejido no soporte la presión ejercida. Cuando hay diástasis se observa un abdomen flácido y sin tono, del cual pueden aparecer algunos bultos al realizar algún esfuerzo físico; esto se debe a que la pared abdominal es incapaz de contener las vísceras, las que protruyen creando un abultamiento. Asimismo, provoca una mala estabilización y disminución del soporte de la zona media del cuerpo, que puede llevar a malas posturas y dolores de espalda”.

Finalmente, Gebauer entrega algunas recomendaciones para poder evitar este tipo de complicaciones, como mantener una buena musculatura abdominal, evitar el sobrepeso y practicar gimnasia abdominal hipopresiva con un experto, tanto para prevención como para tratamiento.

También explica que una persona puede verificar por sí misma si la presenta al “recostarse boca arriba sobre una superficie firme con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en el suelo, luego debe ubicar un brazo detrás de la cabeza y con la yema de los dedos de la otra mano palpar el ombligo. Tras esto se intenta hacer un abdominal levantando la cabeza y hombros buscando una separación entre ambos rectos. Si hay una separación de dos o más dedos, significa que hay una diástasis abdominal”, concluye.