Si damos una mirada ligera, el mundo de la alta costura es desde donde menos esperaríamos iniciativas para vincular a más mujeres con la computación. Sin embargo es precisamente una supermodelo estadounidense quien este año expandió su programa para que más niñas ingresen al mundo de la informática.

Se trata de Karlie Kloss, quien desde hace cuatro años está trabajando en Kode With Klossy, un campamento para enseñar fundamentos de programación a niñas entre 13 y 18 años, y que en su cuarta versión será impartido en 25 ciudades de Estados Unidos.

Con apenas 25 años de edad, Kloss dio sus primeros pasos en programación tras aprender Ruby on Rails en la Flatiron School de Nueva York. Sin embargo para ella es la consecuencia natural de su formación familiar. “Siempre me interesaron la ciencia y las matemáticas. Incluso antes de incursionar en el modelaje, pensaba seguir los pasos de mi padre y convertirme en doctora. Y aunque mi carrera me llevó por un camino diferente, esa curiosidad se quedó conmigo”, indicó en una entrevista con el medio de tecnología CNet News.

La modelo indicó que fueron los propios efectos de la tecnología en la industria de la moda, desde los dispositivos wereables hasta las fotos 3D de las pasarelas tomadas con drones, los que la llevaron a indagar sobre la computación.

Kode With Klossy
Kode With Klossy

“Cuando tomé mi primera clase de programación, me di cuenta de cómo estos lenguajes pueden ser aplicados de formas poderosas y creativas. Decidí que quería compartir lo que había aprendido con otros, siendo el inicio de Kode With Klossy”, aseguró.

No podría ser en mejor momento. Según el Centro Estadounidense para la Mujer y las Tecnologías de la Información, sólo un 26% de las personas que trabajaban en la industria de la computación en 2016 eran mujeres. Otro sondeo detectó que las informáticas mayores de 35 años tienen 75% de posibilidades de ser asignadas a labores de principiantes, pese a tener las mismas capacidades de sus colegas masculinos.

Pero para Kloss no se trata sólo de computadores. A través de la iniciativa, busca que las niñas participantes se involucren con actividades sociales y mantengan una actitud curiosa que les permita seguir desarrollándose.

“Vamos mucho más allá del aprendizaje técnico. Las chicas aplican lo que aprenden a proyectos creativos que tienen importancia para ellas, ya sean en la moda, música, activismo, medio ambiente o deportes. Incluso si no eligen carreras en el mundo de la tecnología, nuestra meta es que puedan aplicar la programación a cualquier área por la se sientan motivadas”, explicó.

Y sus esfuerzos ya se han visto recompensados. Sólo este año, más de 1.000 niñas participaron del campamento de programación, creando aplicaciones cuyo foco iba desde atender las necesidades de personas sin hogar, hasta fiscalizar iniciativas del Congreso, pasando por la detección y diagnóstico de enfermedades.

“Nuestra visión es un futuro donde no exista una brecha de género, y seguiremos trabajando en ello hasta hacerlo una realidad”, indicó Kloss.