Todo empezó con un tuit: la escritora canadiense Kelly Oxford invitó a sus casi 750.000 seguidores a relatar los abusos sexuales que han sufrido, y desató un torrente de testimonios sobre un tema explosivo en Estados Unidos.

“Mujeres, tuiteen sus primeras agresiones. No son solo estadísticas. Comienzo por mí misma: un viejo en un bus me toca la vagina y me sonríe; tengo 12 años”, escribió.

Con ese mensaje la bloguera canadiense y as de las redes sociales, que reside en Los Angeles, lanzó el desafío el viernes pasado, apenas un par de horas después de la difusión de un video de 2005 en el cual el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump aparece diciendo groserías sobre las mujeres que desea, y jactándose de hacer lo que quiere con ellas (como agarrarlas por la vagina) porque es famoso.

Una hora después de su tuit, la canadiense de 39 años, madre de tres hijos, recogía miles de testimonios y surgía la etiqueta #notokay (no está bien).

“Mujeres: sigan enviándome sus agresiones con #notokay. Aquí va mi segundo abuso: un muchacho en la clase de teatro me agarró de la vagina durante la clase, tenía 13 años”, escribió.

“Mi tercer abuso fue por el dermatólogo, me hizo desnudarme en su closet de la oficina. Tenía 14”, dijo más.

Al día siguiente, mostraba su sorpresa ante el flujo ininterrumpido de respuestas, al ritmo de 50 por minuto, que superaron ampliamente el millón. A veces con pudor, a veces con palabras muy crudas, las mujeres contaron cómo un familiar, un amigo de un amigo, un profesor o un desconocido abusó de ellas un día.

Kelly Oxford |  Alberto E. Rodriguez | Getty Images | AFP
Kelly Oxford | Alberto E. Rodriguez | Getty Images | AFP

“Un amigo de la familia de unos 40 años estaba ebrio y me inmovilizó en la puerta en la casa de mi abuela y apretó su cuerpo contra el mío. Tenía 15. Nunca le dije a nadie”, señaló una chica.

Otra contó: “Tenía 18 años y terminé con mi entonces novio. Me violó para dejarme embarazada (no me embaracé) y así “tendría” que casarme con él”.

“Tenía 8 años. Mi primo me acorraló en un dormitorio y agarró mi vagina. Le di una patada y traté de decirle a mi tía, pero ella me dijo mentirosa”
, señaló una usuaria.

La escritora también recogió relatos de hombres que fueron víctimas de violencia sexual o que están deseosos de tomar distancia del comportamiento de Trump.

“Se necesitan muchos cambios en los hombres. Es necesario un trabajo generacional. Muchas gracias por compartir”, dijo un cibernauta.

Los testimonios siguen llegando, aunque a un ritmo más lento.

Aunque es demasiado pronto para saber si el republicano podrá remontar la pendiente tras su caída en los sondeos a causa del video, el tema atizó un debate sobre el tema de la violencia sexual que ha ganado espacio en Estados Unidos estas últimas semanas.

Campañas anteriores

En varios países de América Latina cientos de miles de mujeres también han utilizado las redes sociales para denunciar las agresiones sexuales de las que han sido víctimas, a veces a una tierna edad.

Todo surgió con la campaña lanzada en Twitter por el colectivo feminista Think Olga en Brasil hace un año, con la etiqueta #primeiroassédio tras propuestas sexuales realizadas en Twitter a Valentina, una niña de 12 años que participó en el programa Master Chef Junior.

El llamado se amplió luego en abril tras un tuit de la activista y columnista colombiana Catalina Ruiz-Navarro que llamó en español a denunciar #miprimeracoso.

Terry O’Neill, presidenta de la poderosa Organización Nacional para las Mujeres de Estados Unidos, recuerda por su lado la etiqueta #yesallwomen (sí a todas las mujeres) que inflamó las redes sociales en 2014 y llevó a las mujeres a contar sus experiencias de acoso o de discriminación. Apareció luego de una matanza cometida en California por un hombre que quería vengarse del rechazo de varias mujeres a sus avances sexuales.

Una polémica sobre las agresiones sexuales ya había estallado en 2015, luego de que un exestudiante de la prestigiosa universidad californiana de Stanford, Brock Turner, fuera castigado con apenas seis meses de prisión tras haber violado a una joven ebria e inconsciente.

Una petición con más de un millón de firmas reclamó el despido del juez Aaron Persky, un exatleta de Stanford, igual que el acusado. El escándalo llevó a California a endurecer en setiembre pasado sus leyes contra la violación.

“Hemos hecho ya muchos progresos, estamos finalmente en un momento donde vamos a poder poner fin a la cultura de la violación”, estimó O’Neill, y subrayó que al menos una persona sobre cinco en Estados Unidos ha sufrido directa o indirectamente este tipo de violencia.

Delilah Rumburg, presidenta del Centro Nacional contra la Violencia Sexual, en Pensilvania, estima que estos testimonios en las redes sociales “crean una toma de conciencia” sobre “este enorme problema de la sociedad”.

Aunque duda que esto haga cambiar de opinión a los electores de Trump, considera “muy alentador” que los hombres participen también en el debate y no sean solidarios con este tipo de conducta.

“Cuanto más hablemos de ello, menos aceptable será”, dijo.

Jean Kilbourne, conferencista conocida sobre todo por su trabajo sobre la imagen de las mujeres en la publicidad, se felicitó también del éxito de #notokay.

“Durante años toda nuestra cultura nos llevaba a minimizar este tipo de cosas, pese a que tienen un impacto a largo plazo (…) Es extremadamente importante darse cuenta de cuántas mujeres tuvieron este tipo de experiencias”, dijo.

Y agregó, entre risas: “Por lo menos Donald Trump habrá sido exitoso en colocar en el centro de la campaña un problema muy grave”.