Nadie espera tener un matrimonio poco duradero, pero tal vez depende mucho de la edad en que decidimos casarnos. Así lo demostró el investigador y psicólogo Nicholas H. Wolfinger en uno de sus estudios.

Según el sitio de la revista Veintitantos,la investigación realizada por el Instituto de Estudios de la Familia en donde Wolfinger es uno de los principales autores, recogió datos entre 2006 y 2010 y determinó que hay edades en que hay un mayor y un menor riesgo de divorcio.

Según el estudio, las parejas jóvenes entre los 20 y 25 años son quienes tienen un mayor riesgo de separarse, pero también determinaron que la edad ideal para lograr un matrimonio duradero es entre los 28 y 32 años.

Wolfinger explica que luego de los 32 años disminuyen las posibilidades de separación en un 5%, pero luego de los 34 la situación vuelve a ponerse complicada.

Según el investigador, en las parejas que se casan luego de los 34 aumentan en un 19% los divorcios y Wolfinger tiene un dura explicación para esto.

El psicólogo explicó que quienes tienen un matrimonio “tardío” son aquellas personas que no están predispuestas a tener un buen matrimonio, son más “cascarrabias” y tienen problemas con las relaciones interpersonales, y debido a esto retrasan el matrimonio por que les cuesta encontrar a alguien dispuesto a casarse.

Jason Jonas | Flickr
Jason Jonas | Flickr

3 reglas para que una relación se transforme en un amor duradero

El psicólogo Aldo Civico, publicó un artículo en el portal especializado Psychology Today en donde detalló algunas de las reglas para tener una relación duradera.

Presta atención.

1. Compartir una visión clara sobre la relación

Aldo señala que le sorprende cómo la mayoría de las personas tienen una visión clara de lo que quieren para sus carreras o sus hijos, pero les es muy difícil articular una visión de su relación amorosa. “Cuando se trata de amor, no estamos acostumbrados a preguntarnos ¿qué es lo que queremos?”, asegura.

“Hace algún tiempo, mientras atendía a una mujer que le gustaría tener una relación, le pedí que me diera un retrato de su hombre ideal. Le pregunté: ¿cómo quieres ser amada por el hombre de tu vida? ¿Qué quieres ver, sentir y oír, de esa persona? Hubo un momento de silencio y luego dijo: ‘Nunca he pensado en eso’”, expresó el psicólogo.

Civico dice que para tener una visión de la relación y que ésta que sea compartida con la pareja, es fundamental construir un lazo sólido como una roca. De lo contrario, es como subirte a un taxi sin dar una dirección al taxista y sólo decirle “no quiero que me lleve al aeropuerto”.

2. Estar comprometido con el amor incondicional

“El amor auténtico es amor incondicional. No hay manera de evitarlo. No se trata de un negocio (“Te doy esto si tú me das esto”), se trata de dar. El amor no se trata de que des a medida que el otro de. Cuando la gente viene a mi y me cuenta un problema que tiene con su pareja, esperan obtener consejos sobre cómo pueden cambiar al otro. Expresan cómo el otro no demuestra su amor lo suficiente o no se preocupa lo suficiente”, explica él.

Civico dice que eso no es un buen comienzo, ya que tú no puedes controlar el cambio de otro. “El único control que se tiene es el significado que le das a una situación y las acciones que tomas. Cuando una relación está en crisis, no se trata de esperar y esperar a que el otro cambie, o dar más o amar más”, añade.

“Esperar cosas del otro, no es amor. Suena más a egoísmo. Eres tú quien tiene que alimentar el amor. Como dijo Gandhi, debes ser el cambio que quieres ver en los demás. Sé que se necesita valor, porque tememos no ser correspondidos y ser heridos. Pero no hay ningún atajo cuando se trata de amor. Y el amor tiene que ser amor incondicional”, complementa.

3. Preocuparse de las necesidades del otro

“Y como el amor trata siempre del otro y no sobre ti, significa que el amor cuida las necesidades del otro”, comenta. “¿Sentirse seguro y cómodo? ¿Experimentar la variedad y muchas sorpresas? ¿Sentirse profundamente conectado y querido? ¿Sentirse único e importante? ¿Crecer constantemente y contribuir más allá de sí mismo? Todos tenemos un par de las necesidades que acabo de enumerar que son nuestra fuerza motriz en la vida. ¿Cuáles son las de tu pareja?”, dice el especialista.