Surrofair es el nombre de la entidad que agrupa a las “Empresas de Gestación Subrogada” de España, que desde hace cuatro años realiza ferias temáticas para dar a conocer sus avances y ofertas comerciales a los potenciales clientes de sus servicios; o sea, las parejas que han decidió formar familia mediante los vientres de alquiler.

Desde su origen el evento ha suscitado bulliciosas polémicas en Europa, donde la feria se ha convertido en blanco de ataque para grupos feministas que se manifiestan contra la “comercialización del cuerpo femenino“. En mayo pasado se realizó la cuarta versión de Surrofair. Aquí se prohíbe terminantemente filmar y fotografiar los stands y sus anfitriones, a los que se accede a través de una previa inscripción.

Este año el diario digital El Español quiso infiltrarse en los pabellones de la exposición para comprobar cómo operan estas empresas y cuál es el método que utilizan para sus “ventas“. Fueron dos los periodistas que se hicieron pasar por una pareja detrás de un curioso deseo: adquirir un vientre de alquiler para tener un bebé “rubio, de ojos azules y californiano“.

La pareja llegó al hotel Weare Chamartín de Madrid para deambular por los stands de las 24 empresas que en 2017 dieron forma a la muestra, que también incluye conferencias del tipo “Elección y relación con la gestante”, “Aspectos legales a tener en cuenta a la hora de elegir un destino”, “Testimonio de una gestante” y “Aspectos psicológicos en un proceso de gestación subrogada”, entre otras.

Surrofair
Algunos de los servicios que ofrece Surrofair.

Cada una procede de países muy diferentes y las parejas -en Surrofair todo el mundo va en pareja- se detienen, curiosos, en una o en otra para preguntar e informarse“, detalla la crónica. La gestación subrogada está prohibida en España (y también en Chile), por lo que el proceso suele desarrollarse en países como Estados Unidos, Grecia o Ucrania, donde se estima que viajan más de mil familias españolas al año para iniciar sus tratamientos.

La pareja de periodistas, al final, logra su cometido: dan con el stand de California Center for Reproductive Medicine, empresa con sede en San Diego que ofrece la inseminación artificial. “Bueno, no hay lista de espera. Así que si lo pides ahora… Calcula 14 o 15 meses“, cuenta el vendedor, quien además detalla que la mujer que tendrá el embarazo fluctúa entre los 24 y 37 años. El vínculo es de mutua elección: cada una de las partes seleccionan con quién quieren “trabajar”, tanto la familia como la mujer que tendrá el embarazo.

Las gestantes están totalmente evaluadas psicológicamente, médicamente por nuestros médicos. Incluso se revisan sus antecedentes penales”, agrega el vendedor. Cuando la gestante ha sido fichada, viene el inicio de embarazo.

“Todo, todo es para vosotros. En algunas ocasiones, algunas parejas usan la posibilidad del Skype cuando la mujer que lleva el bebé tiene que ir al ginecólogo. Una clienta me lo dijo. El médico le estaba haciendo la ecografía a la mujer que llevaba a su hijo y el médico se dirigía al móvil, se dirigía a la madre. Le dice: ‘Mira, mira, ahí está tu bebé’. Y ella decía: ‘Me sentía como si yo estuviera allí, como si estuviera embarazada’”, detalla el mismo vendedor.

Es indispensable que la pareja acuda in situ al lugar donde nacerá el niño, con el fin de donar las esperma y los óvulos para el proceso. “Si la madre no puede ceder sus óvulos, también se selecciona una donante“, detalla la indicación. El momento más chocante de la transacción sucede cuando la pareja elige desde un catálogo los rasgos genéticos que quieren que su hijo posea, mirando las fotografías de las gestantes.

Las mujeres del catálogo antes deben cumplir con un requisito: tienen que haber sido madres anteriormente. Ellas reciben alrededor de 30.000 euros (más de 22 millones de pesos chilenos) por su participación en el proceso. Cristiano Ronaldo, Neil Patrick Harris, Sharon Stone, Miguel Poveda y Jaime Cantizano son algunas de las celebridades que han elegido este proceso para convertirse en padres; todos nombres que sugieren el alto valor del tratamiento, el cual puede costar 150.000 euros (más de 114 millones de pesos).