Tengo 5 años. Mi cuerpo es mi cuerpo. No me obligues a besar o a abrazar. Estoy aprendiendo a decir que no y tu apoyo ayudará a mantenerme segura de por vida“. Lo anterior se lee en un controversial meme que por estos días se viraliza por redes sociales, y que aboga por la independencia de los niños en su interacción con los adultos.

El mensaje fue colgado en el fanpage de Facebook de A Might Girl’s, junto con extractos del artículo titulado No tengo el cuerpo de mi hijo, escrito por la escritora y productora de CNN, Katia Hetter. Su tesis dice que “animar a los niños a someterse a un afecto no deseado, es enseñarles que sus cuerpos no les pertenecen (…) Obligarlos a tocar a personas que no quieren podría de hecho dejarlos vulnerables a los abusadores sexuales“.

El viral sumá más de 88 mil reacciones y ha sido compartido por más de 162 mil personas, y subiendo. Pero a pesar de la masiva participación ciudadana, no pocos se muestran reacios a la propuesta del viral.

Mensajes como: “Me parece una exageración, nuestros niños no tienen la mente pervertida como los adultos“, o “Esto no debiese estar compartiéndose porque aísla a los niños“, son algunos de los comentarios que atacan la tesis, aunque especialistas del mundo la defiendan.

Una de estas profesionales es Vinka Jackson, psicóloga y autora del libro para niños “Mi cuerpo es un regalo”, que habló con BioBioChile en 2013 sobre este mismo tema:

¿Por qué no es recomendable insistir u obligar a los niños a dar muestras de cariño a otras personas cuando manifiestan expresamente que no quieren?
– Para los niños es fundamental aprender sobre sus preferencias y sus límites, y esto no sólo es para el cuidado y autocuidado durante la niñez, sino que es la base para todo el ejercicio del consentimiento y la libertad en años de la juventud y adultez.

¿Deben los niños decidir cómo relacionarse y expresar su afecto o cordialidad al resto de las personas?
-Sí. A nosotros los grandes, nadie podría o debería obligarnos a besar o abrazar a alguien si no queremos. El mismo respeto merecen los niños (…) Acostumbrémonos  los grandes a preguntar a los niños ¿cómo prefieres saludar?, ¿puedo darte un abrazo?, ¿quieres que conversemos ahora o después?, y validar tanto los ‘sí’ como los ‘no’. Esto en el contexto del respeto mutuo, entre grandes a chicos, y viceversa. El respeto jamás será equivalente a sometimiento. Al contrario, es un suelo que permite apreciar la dignidad de cada quien, chiquito o grande, sentirse valorado, y construir otra convivencia, basada en el cuidado, en la empatía.