Donald Trump conoció semanas difíciles en sus mil días de presidencia, pero pocas como la que culmina este domingo.

En ese lapso, republicanos y diplomáticos se rebelaron contra sus decisiones sobre Siria y Ucrania y se vio incluso obligado a renunciar a organizar la próxima cumbre del G7 en un club de golf de su propiedad.

Su decisión de retirar a las fuerzas estadounidenses de Siria y abandonar a sus aliados kurdos no cuajó en su propio partido, que por primera vez en casi tres años de mandato decenas no apoya una iniciativa presidencial.

Mitch McConnell, jefe de la mayoría republicana en el Senado y habitualmente condescendiente con el presidente, calificó el retiro de Siria como “una pesadilla estratégica” peligrosa para Estados Unidos.

En la Cámara de Representantes, dos tercios de los republicanos votaron junto a la mayoría demócrata una resolución de condena a la política de Trump en Siria.

Respecto a Ucrania, quienes comenzaron las protestas fueron los diplomáticos.

El país de Europa oriental está en el centro de la investigación lanzada por los demócratas en la Cámara baja para dar lugar a un juicio político en el Senado contra el presidente.

Un denunciante de los servicios de inteligencia reveló en agosto que el Trump había presionado a su par ucraniano Volodymyr Zelensky para que investigara a Joe Biden, potencial rival demócrata en las elecciones de noviembre de 2020, y a su hijo Hunter, que mantuvo negocios en ese país.

Esas denuncias fueron luego corroboradas por testimonios “valientes”, según dijo un demócrata, de varios actores clave de la política exterior estadounidense que han prestado declaraciones durante audiencias confidenciales en el Capitolio.

El Ejecutivo conminó a los funcionarios públicos a boicotear la investigación del Congreso, pero varios desoyeron esa advertencia esta semana y respondieron a las convocatorias, como Fiona Hill, exasesora sobre Ucrania y Rusia, el embajador ante la UE Gordon Sondland, el alto responsable del Departamento de Estado para Europa George Kent y el exdiplomático Michael McKinley.

“Hostilidad irracional”

A ello se agrega la poco clara línea de defensa de la Casa Blanca, simbolizada por las respuestas dadas por la mano derecha de Trump, su jefe de gabinete Mick Mulvaney.

Durante una rueda de prensa en Washington el jueves, Mulvaney dijo que Estados Unidos había congelado una ayuda militar a Ucrania para incitar a este país a iniciar las investigaciones reclamadas por Trump, poco antes de dar marcha atrás ante las protestas masivas que provocó esta aparente confesión.

En la mañana del domingo el jefe de gabinete fue sometido a una batería de preguntas sobre estos temas durante un programa político.

Interrogado por ABC acerca de si habría votos republicanos en el Senado para destituir a Trump (son indispensables, pues se necesitan dos tercios de la Cámara alta), Mulvaney dijo que se trata de algo “completamente absurdo”.

“El presidente es extraordinariamente popular en el terreno, y ha ganado en popularidad en las circunscripciones más importantes desde el comienzo de la investigación parlamentaria”, dijo.

Preguntado sobre la estrategia en Siria, respondió que Trump no está haciendo otra cosa que cumplir con su promesa electoral de “traer de vuelta a casa” a los soldados estadounidenses.

En tanto, en la noche del sábado, el Trump renunció a su cuestionada decisión de acoger a la cumbre del G7 de junio de 2020 en su club de golf de Doral, cercano a Miami.

Medios de comunicación y legisladores demócratas habían protestado ante la decisión de Trump se atribuirse tanto el papel de cliente del club (en tanto integrante del gobierno) como de vendedor (en tanto propietario de las instalaciones). ¿Quién debería fijar el precio del alquiler?

El presidente “se vio evidentemente sorprendido” por la magnitud de los cuestionamientos, señaló Mick Mulvaney. “Su oficio es la hotelería y quería acoger a los mayores líderes del mundo y brindarles el mejor espectáculo posible”, agregó.

El presidente atribuyó la polémica a la “hostilidad enfermiza e irracional de los medios y de los demócratas”.