El petrolero iraní en el centro de una crisis diplomática y detenido por seis semanas por Gibraltar, zarpó este domingo luego de que el territorio británico rechazara una solicitud estadounidense para retenerlo.

Según la página web de seguimiento de tráfico marítimo Marine Traffic, el petrolero que había sido inmovilizado el 4 de julio en aguas de Gibraltar, levó anclas y navegaba hacia el sur. Las autoridades gibraltareñas no confirmaron en lo inmediato su salida.

Rebautizado “Adrian Darya” para continuar su viaje, este carguero, antes llamado “Grace 1”, reemplazó el pabellón panameño con el que navegaba por uno iraní, que ondeaba este domingo en su popa.

Las autoridades del “Peñón”, ubicado en el extremo sur de España, rechazaron en un comunicado el pedido hecho bajo las sanciones previstas por una ley estadounidense: “En virtud del derecho europeo, Gibraltar no puede proveer la asistencia solicitada por Estados Unidos”.

Es la segunda vez que el territorio británico rechaza una solicitud de colaboración estadounidense en esta crisis que involucra a Washington, Teherán y Londres.

Las autoridades de Gibraltar capturaron el 4 de julio al petrolero “Grace 1”, al sospechar que transportaba crudo hacia Siria, país actualmente bajo embargo por parte de la Unión Europea (UE).

El carguero fue autorizado el jueves a partir luego de que Teherán garantizara que su cargamento, de 2,1 millones de barriles de crudo, no será llevado a Siria.

Entretanto, explicó el comunicado, Estados Unidos presentó varias demandas para que el petrolero fuera inmovilizado, y el departamento de Justicia emitió una orden de confiscación en base a las sanciones del país norteamericano contra Irán.

Pero “el régimen de sanciones de la Unión Europea contra Irán -aplicable en Gibraltar- es mucho menos amplio que el de Estados Unidos”, indicó el comunicado. Más aún, la norma europea “prohíbe específicamente aplicar ciertas leyes estadounidenses”, como las de las sanciones a Irán, agregó.

Tensión elevada

La captura del “Grace 1” generó una grave crisis entre Londres y Teherán, que desmintió que el buque tuviera como destino Siria y retuvo a su vez, quince días más tarde, a un petrolero británico, el “Stena Impero”, en el estrecho de Ormuz.

Irán interceptó otros dos petroleros, agravando la tensión en una región donde varias embarcaciones han sido atacadas o dañadas por minas y donde un dron estadounidense fue abatido por Irán, en tanto Washington endurecía las sanciones contra la República islámica.

El presidente estadounidense, Donald Trump, retiró a su país en 2018 un acuerdo internacional sobre el programa nuclear iraní, negociado por su predecesor Barack Obama con Irán, Francia, Rusia, Gran Bretaña, China y Alemania.

Los europeos intentaron persuadir a Irán de seguir respetando el acuerdo, esforzándose en limitar el impacto de las sanciones estadounidenses contra todas las empresas que comercien con Irán, sin importar su nacionalidad.

Según anunció en Twitter el embajador iraní en Gran Bretaña, Hamid Baeidinejad, dos equipos de ingenieros viajaron a Gibraltar en dos vuelos diferentes para completar su tripulación.

Una parte de ella, entre ellos el capitán, debió ser reemplazada, puesto que Estados Unidos amenazó con rechazar visados a “miembros de la tripulación de barcos que ayuden a los Guardianes de la Revolución transportando petróleo desde Irán”.

Dos veces ‘no’

Estados Unidos intentó una primera vez el 15 de agosto persuadir a Gibraltar de retener al petrolero, enviando una solicitud de ayuda judicial cuando iba a ser liberado, precisamente por decisión de los magistrados.

Gibraltar explicó en su comunicado haber respondido ese mismo día que “era imposible acceder a esta demanda” sobre la base de informaciones suministradas por Washington, toda vez que los delitos invocados por Estados Unidos no lo son en la Unión Europea.

El 16 de agosto, Estados Unidos envió informaciones suplementarias, principalmente para probar que los Guardianes de la Revolución iraníes controlaban el petrolero y su carga. Pero al contrario que Estados Unidos, la Unión Europea no considera a los Guardianes de la Revolución como una organización terrorista y no aplica las mismas sanciones que Washington, recordó Gibraltar.