Estados Unidos y China tienen todavía “importantes desacuerdos” comerciales, indicó este viernes la agencia oficial china Xinhua, en el segundo día de negociaciones en Pekín entre delegaciones de alto nivel de ambos países.

“Ambas partes reconocieron que subsisten importantes desacuerdos sobre algunos problemas y habrá que continuar intensificando el trabajo” de negociación, señala Xinhua.

Una delegación liderada por el secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, está en Pekín desde el jueves para intentar evitar una guerra comercial entre ambas potencias económicas y tiene previsto abandonar el país este viernes.

Estas negociaciones son clave, a menos de tres semanas para que entren en vigor los aranceles estadounidenses a productos chinos importados por valor de 50.000 millones de dólares.

La delegación de Mnuchin y el viceprimer ministro chino Liu He, máximo responsable económico chino y muy cercano al presidente Xi Jinping, “mantuvieron discusiones francas, eficaces y constructivas”, indicó la agencia estatal.

“Ambas partes intercambiaron puntos de vista sobre el aumento de las exportaciones estadounidenses a China, los intercambios de servicios, las inversiones bilaterales, la protección de la propiedad intelectual, las barreras tarifarias y no tarifarias y llegaron a un consenso sobre algunos temas”, informó la agencia Xinhua.

Los dos países acordaron seguir “en estrecha comunicación” y pusieron en marcha un “mecanismo de trabajo”, según la agencia.

Por su parte Estados Unidos entregó una “lista detallada de demandas”, declaró desde Washington Mark Calabria, consejero económico del vicepresidente Mike Pence, según declaraciones recogidas por la agencia financiera Bloomberg.

Washington quiere que los aranceles chinos sean del mismo nivel que los que impone Estados Unidos, dijo Calabria.

Estados Unidos pide reducir en 100.000 millones de dólares el déficit en las relaciones comerciales con China, que en 2017 representaron un total de 375.000 millones de dólares, y espera obtener además una mayor apertura del mercado chino a sus productos.

Washington también quiere reforzar la protección de su propiedad intelectual y critica las transferencias de tecnología “forzadas” que China impone a las compañías extranjeras que trabajan en el país.

Si las negociaciones fracasan, el gigante asiático podría responder con aranceles por valor de hasta 50.000 millones de dólares a productos estadounidenses tan importantes como la soja, los coches, la carne o el whisky.