El papa Francisco canonizó este domingo a 35 personas, de ellas 30 mártires asesinados en Brasil en el siglo XVII por calvinistas holandeses, tres adolescentes mexicanos convertidos en el siglo XVI, así como a un español y un italiano.

La misa, con el tradicional rito de canonización, en la que Francisco pronunció una homilía, fue seguida en la plaza de San Pedro por unos 35.000 fieles.

Estas canonizaciones son un reflejo más de una sangrienta historia de la evangelización en América Latina, que en el estado brasileño de Rio Grande se inició en 1597 con los misioneros jesuitas y los sacerdotes llegados del reino católico de Portugal. Pero en las décadas siguientes, la llegada de holandeses calvinistas generó persecuciones contra los católicos.

Los sacerdotes André de Soveral y Ambrosio Francisco Ferro, y sus 28 compañeros laicos -entre ellos un francés- canonizados este domingo fueron los primeros mártires de Brasil, asesinados por indios y soldados holandeses durante dos matanzas en 1645 en Cunhaù y Uruaçu.

Estos mártires, hombres, mujeres y niños, beatificados en 2000 por Juan Pablo II, murieron atrozmente, algunos con los corazones arrancados tras padecer torturas y mutilaciones, según los historiadores.

Los nuevos santos mexicanos Cristóbal, Antonio y Juan, adolescentes asesinados a causa de su fe entre 1527 y 1529, habían recibido una formación de los primeros misioneros franciscanos llegados de España.

El joven Cristóbal, de 13 años, intentó convertir a su padre, pero éste lo mató a bastonazos cuando volvía de la escuela franciscana.

También fueron canonizados un italiano y un español: Faustino Miguez (1831-1925), nacido en Galicia, en el noroeste de España, dedicó su vida a la enseñanza. El italiano Luca Antonio Falcone (1669-1724), fue un sacerdote itinerante que recorrió el sur de Italia.